Las celebraciones cristianas por Semana Santa generan tal movimiento de personas y una gama de actividades religiosas que se conectan más con las programaciones turísticas, donde incluso las visitas que hacemos a las diversas iglesias locales podrían anotarse como una forma de turismo citadino.
Los que profesamos la religión Católica y por tanto pegados a las actividades por Semana Santa podría parecernos un poco chocante, que mucha gente se olvide del significado espiritual y se centre solamente en la parte turística, en el hecho salir a visitar a parientes, amigos, a lugares nuevos, a darse un relax.
Sería importante para la unión familiar en torno a una creencia espiritual se fortalezca en estos días llamados también de reflexión sobre la vida de ese ser que vino a salvarnos del pecado en nombre de Dios Padre, que nos trajo ejemplos de vida feliz, comprometida con su prójimo alejado de las tentaciones monetarias excesivas, más allá de la satisfacción de las necesidades humanas, para vivir a plenitud.
Aunque se complica cuando gran número de jóvenes dejándose influenciar por mensajes ajenos a los hogares han llenado su mente de vanidad y buscar satisfacerse aun arriesgando su propia integridad física y su condición legal al dedicarse a cierto tipo de delito. Esto, nos revelan las estadísticas policiales donde un gran porcentaje de la delincuencia está en manos de gente muy joven.
Nadie se anima, o casi nadie a llevar una vida austera como nos enseñó Jesús en su paso por la tierra, y esto conlleva al riesgo de una población juvenil incrédula a la teoría religiosa y espiritual, más aun cuando los conocimientos científicos nos hablan del desarrollo de una inteligencia artificial poderosa y sobre las nuevas teorías de la evolución de la raza humana, distante de la teoría religiosa cristiana.
Es una dura lucha entre lo que hacemos como adultos para mostrar a los jóvenes que lo profesado tiene valor, pero nos complicamos cuando los adultos gobernantes de los diversos niveles de gobierno sea nacional, regional y municipales, no precisamente sean ejemplo de entrega y trabajo desinteresado por el pueblo, por su prójimo; para muchos lo material del dinero está primero y no importa si robado.
Esta Semana Santa nos coge con una serie de problemas de antivalores que tenemos que superar como sociedad, por el bienestar de todos y la recuperación del país como pueblo de Dios donde si bien se profesan diversas creencias, lo sustancial está en los principios que compartimos y que nos falta cumplir. Feliz Semana Santa de reflexión.
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