¿Cuento inmobiliario?

Es como para decir que desde que tenemos uso de razón vamos soñando con nuestra casa propia, desde niños vamos construyendo en el imaginario y en construcciones físicas con restos de cartones, plásticos, maderitas, etc, ese espacio tan propio y tan común a la vez cuando llega la familia o amigos a reunirse por algún acontecimiento.
Con el paso de los años esa idea del techo propio, de la casa propia va empezando a tomar forma y se van buscando una serie de posibilidades tanto a nivel de terreno, como la búsqueda del financiamiento para construirlo viendo las posibilidades que las empresas financieras, ofrecen.
El Estado a través de los gobiernos de turno también tiene su cuota de responsabilidad en este tema de la casa propia que, además está respaldada constitucionalmente, es por ello que participa con bonos de un porcentaje del valor total de la vivienda a construir, en beneficio de quienes cumplen con los requisitos.
Así la empresa inmobiliaria convoca o sale en la búsqueda de sus clientes, de los interesados en proyectarse a tener una vivienda propia, siendo que de los muchos que se presentan son muy pocos los que califican, como en el caso de los responsables de la urbanización Sagrado Corazón, entre otras.
Pero, qué puede estar ocurriendo con las empresas inmobiliarias que se plantan y no avancen más el proceso construcctivo ocasionando la desconfianza de los clientes que esperan una respuesta rápida. A lo que se suma que los compradores están decididos a vender para no perder sus inversiones.
En sí, de lo que se trata es que el dinero que se consigue en lo que va de la vida, para esas personas inscritas para la vivienda, lo ahorrado y una parte invertida con los ahorros de toda la vida, de pronto sí se vuelven vulnerables.
Es que por un lado están pagando al banco las cuotas mensuales por el financiamiento de la vivienda, por otra parte, están al mismo tiempo alquilando vivienda y no tienen fecha creíble de la entrega de las casas. Es tiempo que las autoridades respectivas vigilen y protejan a los ciudadanos que confían en un proyecto y no hay cuando entreguen las viviendas conforme al contrato. Que no se repitan historias pasadas.