Veredas o garajes

Por:  Augusto “Tito” Rodríguez Linares
CPP – FPP

En la primera y en gran parte de la segunda mitad del pasado siglo, existían muy pocas veredas en las calles principales y casi ninguna en las arterias de la periferia de Iquitos, de manera que los transeúntes utilizaban para caminar por falta de movilidad, las calles ya abiertas o pequeños caminitos, que en aquellos tiempos un tango “gardeleano” enaltecía, aunque no sembrados de flores, sino de “piripiris” e “ishangas”.

Caminar en esas condiciones significaba llevar una sombrilla como protector de los quemantes rayos del sol o de una repentina “huarmi” lluvia que se precipitaba sorpresivamente durante nuestra travesía, porque si buscabas una vereda para guarecerte era difícil encontrarla.

Las escasas veredas de entonces eran utilizadas por los vecinos para reunirse después de la “merienda” e intercambiar las últimas noticias (chismes del día  también), o recibir un poco de aire fresco antes del sueño reparador.

Hoy la ciudad creció enormemente, hay pistas de cemento y asfalto por doquier. Tenemos veredas por todas partes que, suponemos,  han sido construidas por la Municipalidad para el caminar del peatón, librándolo de ser atropellado por miles de motocicletas, motocarros o vehículos mayores que han convertido a las calles en vías de carreras y competencias. Sin embargo, eso no es posible porque en su mayoría estas veredas están siendo utilizadas por los propietarios de las viviendas para estacionar sus motocicletas o sus vehículos de cuatro ruedas, obligando al indefenso transeúnte, sin importarle su edad, a pasarse a la pista para seguir su camino poniendo en peligro su vida, como ya ocurrió muchísimas veces.

Las motocicletas o mismos motocarros, no sólo se estacionan en la vereda de manera paralela a ella, dejando, en el mejor de los casos, una parte pequeña para el paso del viandante, sino que son colocados de manera perpendicular cerrando completamente el paso del peatón, que tiene que bajar a la carretera para enfrentarse a la muerte.
Cuando se le reclama al dueño del vehículo, éste aduce que es su vereda y puede hacer lo que quiere con ella. Esta actitud va en aumento porque ni las municipalidades, ni la                                                                                                                                                  Policía, adoptan medidas para subsanar el problema, pudiendo ser papeletas muy severas o la detención de los mismos para conducirlos a las unidades policiales, de donde no saldrían si no cancelan su multa; recibiendo, además, la reprimenda correspondiente.

Pero ahí no termina el problema. Muchos propietarios de predios con el falso argumento que la vereda es de su propiedad, la convierten en bar al aire libre donde venden parrilladas y cerveza, y en la que abunda el humo que cubre el vecindario, la música estridente y los parroquianos en estado etílico que faltan el respeto a los peatones, especialmente a las damas. Este es el panorama desolador que presenta Iquitos los fines de semana o fiestas de guardar.

La pregunta por los 7 millones es: quién tiene la OBLIGACIÓN de frenar este atropello contra la ciudadanía…?  La respuesta que no se hace esperar es: LAS MUNICIPALIDADES…!!!  Adela Jiménez, Euler Hernández, Richard Vásquez y Pancho Sanjurjo,  tienen la palabra.