“Vereda Tropical”

Por: Duller M. Vásquez Gonzales

El título y las frases en negrita son algunas de las que corresponden a un recordado bolero de los años 40 y 50 del siglo XX pasado, en la denominada “época de oro del Bolero”, que  alegraron los espíritus juveniles de entonces:  Voy, por mi vereda tropical – la noche suave en su quietud – hoy  tan solo quiero recordar — porqué se fue – tú la dejaste ir – vereda tropical – hazla volver… en las que el poeta y compositor deja traslucir a través de su letra y notas melodiosas, la nostalgia de un Amor frustrado y la imagen de una vereda antigua, limpia y segura de una ciudad tropical, iluminada por la luna o la luz tenue de un foco de la calle; pero, este introito ameno no es para referirnos a cosas del pasado, aunque muchos dicen que fue mejor que el presente, sino para exponer los pensamientos y los sentimientos de crítica, quizás de muchas personas también, que transitan diariamente por las veredas de la ciudad, que no son realmente dignas de un canto o de un poema, por el deplorable aspecto en que se encuentran muchas de ellas, con quebraduras, hundimientos, desniveles de toda índole en sus superficies, buzones para  conexiones  de agua  sin tapas, que ocasionan muchas veces metidas de pie en sus huecos, por personas que caminan sin las debidas precauciones. Muchos propietarios han construido las veredas de sus casas con  nivel más alto o más bajo al de  las demás, solo guiados por su libre albedrío o capricho, sin ninguna consideración social o concepto de armonía urbana, debido a la falta de control municipal o quizás a la falta de normas o reglas que especifiquen el nivel normal que deben tener en  su construcción, constituyendo estos desniveles verdaderas trampas para la seguridad de los viandantes. Se dan casos en los que este desnivel coincide con la colocación de un poste de luz y en las noches, la luz del  foco  arroja la sombra del poste sobre este desnivel, haciéndolo casi  invisible, ocasionando a veces tropiezos o caídas, que hacen conocer  a  la víctima, la dureza del suelo y la delicadeza del cuerpo humano. El cemento gris utilizado en el revestimiento de  aceras,  calzadas y escalinatas,  no permite a veces distinguir con claridad las diversas alturas que tienen, sobre todo en lugares con poca luz, ocasionando estas desigualdades de nivel, inestabilidad en el caminar y accidentes leves o graves. Por eso, es digno de aprobación ciudadana, la eficaz idea de pintar con color amarillo, las veras de las aceras y  los peldaños de las escalinatas en algunas zonas, que evitan caídas y daños corporales. La irregularidad de nivel de calzadas y veredas en la mayoría  de  las calles de la ciudad, se agravó más  por los trabajos de Alcantarillado y de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales  que realizó la empresa china CWE, cuyos integrantes,  sin tomar en cuenta o realizar un estudio previo de la solidez o permeabilidad de los terrenos en los que iban a trabajar, y sin ninguna consideración a la población, a las autoridades e instituciones, como si tuvieran patente de corso, rompieron el pavimento de calzadas y veredas y abrieron zanjas para la conexión de las tuberías  sin ningún control o supervisión gubernamental o municipal, hicieron  mal los trabajos causando daños a las propiedades que originaron  reclamos y  protestas de la comunidad, reclamos que todavía continúan  por los perjuicios que  causan todavía  en algunas zonas, la mala conexión de las tuberías o la indebida inclinación de las mismas, que originan el  desborde de las aguas residuales en las viviendas, y también el cerrar rápido las zanjas y los buzones de las aceras, con losas de cemento dejando desniveles en algunos casos bastante pronunciados.
La uniformidad de nivel que deben tener las veredas de las calles, es tarea de las municipalidades, es la responsabilidad que tienen de mejorar el ornato de sus respectivas  jurisdicciones.  Una ciudad limpia y ordenada, con sus vías transitables en buen estado, son señales de mayor cultura de sus  moradores, del pueblo en general. Las autoridades y las comunidades deben estar imbuidos de este  propósito, quizás iniciando campañas municipales de concientización ciudadana, para que los propietarios con veredas de altibajos, realicen su renovación con el asesoramiento técnico de especialistas en ornato público, para que el nivel de las veredas sean continuas, tanto en sentido ascendente o descendente en cada cuadra; o también  obtener en  otro caso, el apoyo municipal en la búsqueda de otras soluciones, entre ellas el logístico, con su devolución correspondiente, para que  las veredas sean espacios seguros para el tránsito de ciudadanos, de  modo que los  turistas que visiten la ciudad  puedan recorrer sus calles  sin ninguna preocupación  vial, al apreciar la armonía arquitectónica  de los edificios de la época del caucho;  y las veredas sean, con la bondad de la gente, los que le hagan  volver a  gozar de la naturaleza plena,  o tal vez quedarse  para contribuir al desarrollo de la región.