– Una propuesta que puede utilizar Fernando Meléndez o una autoridad local de todo nivel
Por: Juan Soregui Vargas
En primer lugar todo proyecto de manejo pesquero debe tener los tres elementos fundamentales: el crecimiento social y económico y el respeto al ambiente; sin estos elementos no funciona algún programa de desarrollo sostenible. Lo demás es baba y jetas y codicias.
En segundo lugar, para manejar un recurso pesquero es necesario saber qué y cuánto tenemos, ¿lo sabemos? No, y si seguimos investigando de la manera arcaica como lo hacemos, nunca lo sabremos. Es como tener una gran chingana y saber ¿Cuántas cajas de cerveza hay, etc? Para saber qué comprar y cuánto.
Aquí en estos casos de la evaluación de las chinganas y negocios si hay métodos para hacerlo, Pero en lo de los recursos pesqueros no existe un método, un modelo MATEMÁTICO de evaluación.
La FAO con Chapman y otros científicos han fracasado, lo mismo que en los ríos africanos. Listo, no existe pues cómo saber cuántas palometas de banda negra hay ni se conoce su fisiología y tipo de migración, por lo tanto hacer y querer un plan de manejo sin tener el elemento de conocer qué tenemos y cuánto, es un cuento. No se puede hacer un ordenamiento pesquero a no ser que exista el billete de los VERDES.
En 1986, con la experiencia que tuvimos al hacer nuestra tesis con Reiner Eckmann en 1976, en el río Pastaza, utilizando pescas experimentales en varios sitios de muestreo con diferentes aparejos y usando el método novedoso de captura por unidad de esfuerzo elaboramos un programa de producción e investigación de 60 meses o cinco años con pescadores organizados, biólogos egresados, alumnos de biología de último nivel que se dedicaron a pescar, muestrear no solo las acciones de pesca, sino todo lo que caía en los aparejos y la parte biológica y de medidas. Se elaboraron fichas técnicas llamadas ara1 y ara 2 y otros para diferentes peces. La tesis, un buen trabajo, de Salvador Tello, hoy director de AQUAREC, del IIAP, contiene el fundamento de las pesquería experimentales con el método de captura por unidad de esfuerzo (creo que es de 1995).
Nuestro programa de pesca experimental se difundió a todas las cuencas de Loreto y fue un total y rotundo éxito, se enviaron al IIAP miles de fichas para su análisis, por nuestra parte nuestros expertos concluyeron que el esfuerzo de pesca no afectó al recurso. Pero el programa tuvo algo más importante: el crecimiento económico directo e indirecto de los pescadores y familiares y vecinos, por lo tanto social y respetando el ambiente, salvo de algunos pillos que nunca faltan.
Cuando llegó a Caballo Cocha don Alán García, fuimos felicitados conjuntamente con César Correa, quien manejaba estas unidades y las actividades. En El Estrecho sucedió lo mismo con Carlos Cabrera que mejoró la infraestructura pesquera y en general los investigadores colombianos como Valderrama derramaron mijanos de elogios sobre esta forma de trabajo en el convenio peruano colombiano. Un programa que generó esta mente brillante con apoyo del Ing. Gonzalo Tello que hasta ahora se emplea en los ríos colombianos.
Ahora, estuvimos observando ciertas puyas entre pescadores de la cuenca del Nanay y funcionarios pesqueros, cuando en realidad no se sabe qué y cuánto se tiene, cuántas crías desova la palometa de banda negra, de dónde a dónde migra. Estas palometas son de hábitos migratorios, una temporada están aguas arriba, otras en el medio, etc. Y ¿cómo demonios los que hicieron estas normas de cuotas sin saber nada, dicen son de tal o cual sitio? ¿Cómo poner 10 0 20 por ciento de cuota cuando no sabes cuánto tienes? Es increíble.
Es mejor organizar a todos los pescadores no solo de esta palometa, sino de toda la pesquería, que los trabajadores de Pesquería y los independientes como yo (pagado por supuesto), durante por lo menos diez años y evaluemos esta palometa de banda negra y otros recursos hidrobiológicos de manera permanente, día a día, con estaciones pesqueras y y grupos de investigadores científicos que se reemplacen cada 39 días, al estilo de la Antártida. Dinero hay en la comunidad internacional.
Que las comunidades no pesqueras se beneficien vendiendo el producto, que las bodegas surjan con la economía de este comercio y que exista una verdadera investigación dentro de la producción y, que en los pueblos cercanos se desarrollen infraestructuras de frío, de conservación, se hagan hospitales, centros educativos modernos. Esa es la filosofía de estos proyectos de evaluación científica dentro de la producción.
Pero, no, hoy vemos incluso en conferencias ejemplos de grupos de manejo de paiche en el Pacaya, específicamente en el dorado sin tener un inventario real, suponiendo cosas que no son, aplicando métodos de evaluación de hace 60 años como las boyadas dizque de los paiches para calcular el porcentaje que van a sacar, cuando ahora ya se utilizan equipos técnicos modernos para evaluar estos paiches. Qué boyada ni qué boyada, esto genera mafias y biocontrabandos. Desde el punto de vista social, en qué, pues, se ha desarrollado el dorado u otros pueblos, en nada.
Si alguien se pone a investigar a estos grupos de manejo de paiches y taricayas, se van a encontrar que ellos no viven ahí, si van a SUNARP y averiguan qué tienen en Requena, Nauta e Iquitos, se encontrarán que tienen hasta motocarros. Entonces, qué beneficio tienen estos pueblos.
Por eso esta nuestra propuesta de pescas comunitarias con beneficio económico y crecimiento social, pero beneficiando a los pueblos de las cuencas.
Al final diremos, no o sí, si el índice del esfuerzo es favorable o no, y hay que regularlo y listo.
Cumplimos lo que se dice en el libro del doctor Lincoln Cornejo Sifuentes y en lo que afirman muchos científicos y promotores de un verdadero desarrollo sostenible: Crece la economía, se beneficia la sociedad y se respeta el ambiente y se daría trabajo a miles de jóvenes que egresan de nuestras universidades y tecnológicos, por docenas de años.