- El genocidio por el caucho y la matanza de judíos también en la segunda guerra mundial.
A propósito de la visita realizada por nuestro colega periodista Jaime Vásquez Valcárcel, a Auschwitz – Polonia, campo de concentración y exterminio en masa a judíos, soviéticos y polacos, por alemanes.
“Siempre era nuestra intención llegar al lugar…Hasta que llegó el día. Una tarde de mayo del 2024. Ochenta años después. Primero la curiosidad profesional”, relata Jaime Vásquez Valcárcel, en un artículo tras su reciente visita a Auschwitz – Polonia, donde se ubicaron los campos de concentración y exterminio en masa de millones de judíos, también soviéticos y polacos, por parte de alemanes también durante la segunda guerra mundial.
Cuando Jaime Vásquez, se refiere a recorrer los vagones, los hornos, preparados para matar de la manera más cruel y despiadada, compartimos su expresión de haber sentido estupor y desvanecimiento. Y no es para menos.
“Es inevitable llorar…es inevitable lanzar una plegaria. Por nosotros, por nuestra condición de humanos”, dice el colega loretano, que esta visita a Auschwitz será materia de un libro, sobre hechos de violencia en el mundo como en Ruanda 1994, la segunda guerra mundial, la época del caucho, Vietnam, y la época del terrorismo en Perú.
En ese marco de historias cargadas de mucha violencia y a propósito de la visita del colega Jaime Vásquez, retrocedemos a la segunda guerra mundial cuando se explotaba el caucho para exportar. Se trató de una época de bonanza económica y crueldad, pero que la formalidad educativa enfatiza sólo la gran economía que vivió Iquitos en particular y no en los crímenes contra los pueblos indígenas.
La segunda guerra mundial, siempre nos sonó a lejana, pero los archivos de la época nos relacionan con este evento armado, por la explotación del caucho, que ocasionó otra crueldad se cometió por acá contra nuestros hermanos indígenas, obligados a trabajar en condiciones inhumanas y ocasionarles la muerte. Recreado literariamente por Mario Vargas Llosa en su libro que le valió el Nobel de Literatura “El Sueño del Celta”. Total recomendado para los iquiteños y loretanos en general porque además somos en gran medida protagonistas en su creación, que describe la oscuridad del alma humana.
Dice parte de la historia que, en la segunda guerra mundial, ante la captura de las islas caucheras británicas por las fuerzas del eje (Alemania, Italia y Japón). Y con el fin de poder transportar el caucho amazónico hasta las fábricas vulcanizadoras en los Estados Unidos…los aliados construyen el aeropuerto “Teniente Bergerie” (el llamado viejo de Iquitos) y el Hospital Apoyo Iquitos. Lo que estuvo controlado por las fuerzas aliadas, así como los recursos durante ese conflicto bélico.
“Y es que nuestra región (Río Amazonas), tenía una estratégica importancia en caso que el citado conflicto bélico se extendiera a nuestro continente; Felizmente el científico B.F. Goodrich desarrolló el caucho sintético meses después” (fuente: Prensa Amazonía).
Las guerras creadas por el ser humano, no nos llevan a nada. Así de visita expresa en su relato: “Uno sale de esos campos y ya sea desde Alemania, o desde Israel o, si prefieren, desde Ucrania, las noticias confirman que es poco lo que hemos aprendido”, reflexiona Vásquez. “Aunque los mismos que provocan violencia contemporánea no se cansan de repetirnos que debemos conocerla para no repetirla”. Aquellos que se rozan y provocan conflictos mundiales, son quienes primero tienen que ponerse el freno. Un poco menos de ambición en este corto paso por el mundo, vendría muy a bien y se evitaría millones de muertes más.