UN FUTURO CON ESPERANZAS CONCILIANDO LA INDUSTRIA LIMPIA Y LA CONSERVACIÓN AMBIENTAL.

En repetidas ocasiones hemos visto películas transmitidas por diferentes canales de televisión nacional sobre la posibilidad de conciliar el desarrollo de las industrias y la conservación ambiental. En una de estas se pone en evidencia como la industria minera de cerros arriba de una comunidad transforma el agua que es utilizada en agua totalmente limpia y utilizada por agricultores de la zona baja para realizar actividades agrícolas y para uso doméstico. Es que ahora existen miles de tecnologías para purificar el agua que utiliza el hombre en sus diferentes actividades industriales, lo que sucede es que algunas empresas codiciosas no quieren emplearlas. No solo he visto esta experiencia en películas, también, los he observado personalmente en explotación de oro en ciertas reservas indígenas en un estado de Norteamérica. Contrataron los servicios de la Universidad de Texas (Biólogos, genéticos, ingenieros) quienes descubrieron que una bacteria del género Pseudomona absorbe el cloruro de metilo que se origina del mercurio que se utiliza en el procesamiento del metal. Los ingenieros crearon gigantescos depósitos por donde pasaba el agua contaminada y donde se colocaban masas de la bacteria y el agua salía y sale pura y  va al rio totalmente limpia y la explotación continúa.  Nada se crea, nada se destruye, todo se transforma.  En la noche de ayer vi un video, donde ingenieros de la UNAP han encontrado plantas como el putu putu y otras macrófitas que son capaces de asimilar cantidades de metales pesados procedentes de los basureros y de los excedentes de las  actividades petroleras.  En 1993, dos jóvenes agustinianos (John Soregui y Alaín Correa) con el asesoramiento de la profesora Margarita Tapullima, ganaron el primer  premio regional de CONCYTEC y quedaron en los primeros puestos a nivel nacional con el invento de un filtro casero de purificación de agua contaminada (de haberse tomado en cuenta esta experiencia se estaría utilizando en los pueblos jóvenes, etc). En 2008, viajamos a Andoas y comprobamos que en un pequeño laboratorio, biólogos e ingenieros, trabajadores de la Plus Petrol, habían encontrado siete bacterias nativas de diferentes géneros y que son producidos en cantidades para restaurar los suelos y aguas contaminadas por accidentes (hoy estos bosques están mejor que los de la carretera Iquitos-Nauta). En ese mismo año viajamos con dos ingenieros del IIAP y uno de los mejores técnicos de piscicultura de Loreto, del programa AQUAREC (el cabezón Lamberto Arévalo) al río corrientes para asistir a la solicitud de establecer piscigranjas comunales en la comunidad de Belén en la quebrada de Plantonayacú y en nuestra parada en Trompeteros vimos que la ONG Pronaturaleza estaba desarrollando un excelente proyecto de reproducción de taricayas en una playa artificial. Dos meses después nos enteramos que se habían sembrado cientos de crías de taricayas en una quebrada supuestamente contaminada,   producidas en esta playa con la colaboración de alumnos de la zona. Este trabajo debería tener una mención de premio a nivel de conservación como lo hecho por los agustinianos (pero nada de nada), porque establece un hito importante en la conciliación de la industria y la restauración de los ecosistemas. Estoy seguro que estas taricayas en dos años más van a crecer y van reproducirse y se van a multiplicar de tal manera que serán la despensa de todos los loretanos. Los buenos muchachos como el mago Merlin, Felipe, don Fernando, etc,  de Pro Naturaleza, liderados por el biólogo Jorge Gómez, con la colaboración de otras instituciones como el IIAP y Produce están sistematizando este cultivo en esta quebrada y esperamos tener pronto resultados. Esto significa dos  hipótesis, al estilo de Charles Darwin: 1. Que estos quelonios tienen mecanismos de adaptación para sobrevivir a condiciones adversas  y como las plantas macrófitas absorben todo tipo de desechos y lo eliminan y sin ningún peligro y pueden vivir largos años para luego  ser comidos por los seres humanos. 2. Qué ésta quebrada ya no tiene contaminación y las taricayas son un índice ecológico positivo. Solo una observación: debieron marcar con  chips a estas taricayitas para su seguimiento satelital.  A estos buenos muchachos y a otros les insto a seguir con  este monitoreo y otras experiencias para demostrar que la conservación tiene que ir ligada con la satisfacción de las necesidades no solo primarias del hombre sino las creadas por el consumismo que ya ha invadido toda la Amazonía. Algo más que hemos investigado en estos viajes es que no solo la ONG pro naturaleza sino otras instituciones tienen convenios con diferentes empresas petroleras para capacitar a nativos de la zona para ser inspectores ecológicos. En Belén de Plantonayacu, encontramos a un joven egresado del colegio Milagros de Fe y Alegría, discípulo de nuestro amigo Mauro Ríos,  que estaba tratando de establecer una empresa comunal para prestar servicios a las compañías en forestación, en restauración, en proyectos productivos. ¿Cuántos biólogos, ingenieros, educadores creen que trabajan en estas compañías? Cientos y eso está bien, porque ambos lados  han entendido que se puede conciliar la industria limpia y la conservación del ambiente como lo hace Pro Naturaleza, el IIAP y otras empresas independientes loretanas como Amazon  Business & Consulting. Apoyemos estas acciones, los campos se pueden convertir en verdaderos laboratorios de investigación y adivinen ¿con el dinero de quién o quiénes? De las compañías petroleras. Han leído el arte de la guerra, no, léanla. Utiliza el arma de tus posibles enemigos y vencerás.  Feliz Navidad.