Un deseo por cumplirse algún día

El título del presente artículo apareció en octubre del 2004, en Kanatari, en aquel entonces mencionamos las frases que de puño y letra estampará nuestro recordado sacerdote agustino Padre Avencio Villarejo, en su última obra «Memorias de un Misionero» pidiendo que sus restos descansen en el pueblo al cual dedicó su vida, sueños y trabajo.

Pues bien, el tiempo transcurrido no lo tomaremos muy en cuenta ahora, porque pasó tan rápido que prácticamente pareciera lo  que es un abrir y cerrar de ojos, es decir, parecerá un instante. Pero en ese instante, un grupo de entusiastas  amigos codepartamentanos, tanto de Lima como en Iquitos, bajo los auspicios del  Club Loreto – Lima y el apoyo del CETA nos propusimos conformar una comisión de conmemoración por el centenario del nacimiento el P. Avencio Villarejo, que se cumple el próximo 6 de agosto del 2010.

Desde el instante  de su creación  para poder cumplir con el propósito de rendir un homenaje  digno a nuestro Padre Avencio hemos desarrollado  una serie de actividades, todas ellas enmarcadas en el propósito mencionado.

Todos los que sabemos de la valía de tan digno representante del cristianismo, tenemos en cuenta que Avencio Villarejo pasó muchos años de su vida en los  recónditos poblados de la selva loretana, cumpliendo  su ejemplar trabajo evangelizador.

Avencio Villarejo, para los que lo conocimos, no ha muerto por ello quienes nos hemos propuesto tenerlo para siempre  en esta selva que el quiso mediante una oración a Dios que fuera custodio de sus restos mortales.

Aquí repetimos lo que nos ha recordado nuestro vicario general el padre Miguel Fuertes Prieto OSA, en uno de sus muchos escritos al referirse al P.Villarejo, allí dice : «Remando por ríos y quebradas en su frágil canoa, buscando al hijo de Dios inmerso en la exuberante selva amazónica, aunque estuviese lejos o en lugares inaccesibles y gracias a un cuaderno y lápiz en mano, nos legó la gran riqueza de ayudarnos a descubrir, admirar y gozar de la belleza de nuestros, ríos, la exuberancia de una vegetación impresionante, el cantar de las aves, el sabor de los «huallos», la variedad de una fauna nunca antes vista en otros parajes de la tierra; en suma nos ayudó a descubrir la hermosura y el respeto por la Amazonía.

El sacerdote autor de lo que antecede, también nos dice que se acerca una fecha especial, la de la celebración del centenario del nacimiento del padre Avencio Villarejo que será el 20 de agosto de este año 2010; añadiendo la invitación a hacer posible un nuevo transito por las trochas y sacaritas por él descubiertas; y  que nos servirán para seguir conociendo, admirando,  gozando, respetando y defendiendo, esta obra maravillosa de Dios como es nuestra selva amazónica.

Los loretanos a los que nos gusta la lectura y lo sentimos como un alimento cultural, pensamos que solo con tales experiencias pudo salir del cerebro y la prosa del padre Avencio, su magnifica obra «Así es la Selva»: considerado por los especialistas como el libro más representativo de todos cuantos se han escrito sobre nuestra selva amazónica. Frases como las vertidas por nuestro vicario Padre  Manuel Fuertes, son las que nos animan a quienes formamos la comisisión de hacer realidad el deseo de nuestro querido y recordado Padre Avencio hacer que sus restos reposen aquí en la Amazonía que él tanto quiso.

Que el señor todopoderoso, quiera que así sea.

Armando Pereira Ríos.