Un cardenal en el escaparate

Por: Adolfo Ramírez del Aguila.
Docente de secundaria

  • ¡No a la violencia física y verbal contra la mujer!
    cardenal

Y se desató una santa polémica. El cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima y primado de la Iglesia católica del Perú, se fue de boca. En un programa radial que conduce los sábados, agredió verbalmente a las mujeres. Ante la indignación y rechazo nacional posterior, no le quedó otra que reconocer su grave pecado y pedir perdón.
Como todos los sábados, en su habitual programa radial «Diálogos de Fe» (va en RPP de 10 a 10:30 de la mañana), el cardenal estaba reflexionando sobre la violencia sexual contra la mujer y la sobreexposición del cuerpo femenino que hacen los medios como la televisión. En eso, lanza la desafortunada interpretación de datos: «Las estadísticas nos dicen que hay abortos de niñas, pero no es porque hayan abusado de las niñas; son muchas veces porque la mujer se pone, como en un escaparate, provocando».
Según el diccionario de la Real Academia Española, «escaparate» significa vitrina cerrada con cristales en donde se expone una mercancía. Si consultamos a nuestro diccionario charapa, escaparate, aplicada a las mujeres, sería algo así como: ofrecidas, facilitas, calentonas, pishcotas, shicshirabos.
Ahora sí, compresión de texto. La frase del cardenal se entiende entonces como que: el problema del aborto de niñas, no es tanto por que hayan abusado de ellas, no es culpa de los victimarios, sino de las víctimas, de las mujeres en general, que no cuidan su imagen personal y andan ofreciéndose, provocando a los hombres «como en un escaparate»; y claro, los descendientes de Adán (¡pobrecitos!), caen en la tentación, por culpa de las descendientes de Eva. Un Jardín del Edén que nuevamente se malogra, por culpa de la mujer, que ofrece el fruto prohibido al hombre (Génesis capítulo 3).
Fue interesante que en un estado no confesional, nuestras mujeres hayan puesto el grito en el cielo (el grito en las redes, con más exactitud) rechazando esta agresión verbal de una autoridad eclesial que insinuó indirectamente que si las mujeres se ponen un shorcito diminuto, están buscando que las violen y las embaracen. Recuerdo un incidente en Estados Unidos, cuando hace algunos años, un policía federal en la misma línea ideológica del cardenal peruano, cuestionó que las mujeres se vistan de tal manera que provocan a los hombres violadores. Y allí también se armó una movilización de mujeres bajo el lema: «No somos prostitutas, somos mujeres».
La predicación del cardenal del sábado antepasado entonces, alimentó la motivación para la movilización del próximo 13 de agosto. Antes del incidente radial, ya se tenía programado una gran movilización nacional contra la violencia, el acoso y la discriminación de la mujer peruana, convocada por el colectivo #NiUnaMenos. El objetivo de la movilización es mostrar un valiente rechazo a los casos judicializados de violencia de género, en los cuales los acusados han recibido condenas muy complacientes.
El caso de Arlette Contreras, la mujer que fue arrastrada y golpeada por su pareja en un hotel en Ayacucho (2015), y que la Corte Judicial de esa jursidicción, le dio al agresor solo un año de prisión suspendida por lesiones leves. El caso se hizo viral en el Facebook porque un video de seguridad registró todo el acto detestable. Este caso y otros más, originaron en las redes esta auto convocatoria bautizada como #NiUnaMenos.
Datos preocupantes. Según el Ministerio de la Mujer, en lo que va el año 2016, ya son 54 casos de feminicidio que se han dado en nuestro país y 118 casos que quedaron en tentativas. Además, 7 de cada 20 mujeres sufren violencia física por parte de su pareja. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) somos el tercer país del mundo con más casos de violencia sexual, después de Etiopia y Bangladesh y ocupamos el primer lugar a nivel de Latinoamérica. ¿Es coincidencia que ocupemos el último lugar en educación?
En nuestro caso loretano, la violencia contra la mujer es pan de cada día. Las agresiones físicas y verbales de las parejas sentimentales, la violación de mujeres menores, el asesinato pasional, son noticia que nos sobrecogen cada mañana al abrir el periódico.
Estudiando sociológicamente la frase polémica de nuestro cardenal Cipriani, me sorprendió que algunas mujeres estén de acuerdo con lo que dijo, en especial con respecto al escaparate de las mujeres que se lucen en la televisión. Las abuelas también cuestionan que las adolescentes de hoy sean muy exhibicionistas. ¿Tendrá que ver en este asunto, la formación religiosa que hemos recibido tradicionalmente en la escuela?
A propósito del Génisis 3, que fundamenta el pecado original, por culpa de la Eva, y que se enseña actualmente en nuestras escuelas, es bueno reconocer y pedir perdón por promover una educación de la culpabilidad en donde la peor parte se la llevan nuestras niñas y adolescentes escolares. Si leemos literalmente este texto bíblico, hay la tentación de cargar toda la responsabilidad de la caída, a la mujer, a la Eva. En la religión musulmana, la interpretación es mucho más fundamentalista y por eso todas las mujeres sin excepción, utilizan una vestimenta en donde prácticamente se cubren todo el cuerpo para no andar en un escaparate.
Quizá sea hora de cambiar el enfoque de la educación religiosa que se dan en las escuelas del Perú, para no estar alimentando desde la religión, la violencia de género. El Génesis 3, en realidad, es un relato teológico muy bonito, creado por un tal Yahavista en el siglo X a.c. tiempo del rey Salomón; fue escrito para fundamentar no el pecado original, (como tradicionalmente lo interpretan no solo los cardenales, sino los profesores de religión), sino el pecado del rey de tener esposas extranjeras que intentan imponerse con creencias paganas y que arrastran al rey a desobedecer a Dios. El pecado original no está por lo tanto en el Génisis 3 con la desobediencia de Adán y Eva, sino en el Génesis 4, cuando Caín mata a su hermano Abel. Eso sí es pecado, destruir física y verbalmente al otro.
Desde este espacio semanal de opinión, mi solidaridad con las mujeres violentadas. Y como propósito de enmienda pública invito a todos los hijos de Adán, a asistir a la concentración para dar inicio a la marcha del sábado 13 de agosto, en nuestra gloriosa plaza 28 de Julio.
En este Año de la misericordia, que Dios padre bueno nos perdone a todos por violentar a quien hemos prometida amarla. Estamos a tiempo para pedir perdón y hacer un propósito de enmienda. Amén.