Un balance necesario

– A 100 días de la gestión pública de nuestros gobernantes ediles y regionales:

Es ya una interesante tradición ciudadana, que en ciertos periodos transcurridos, se hagan necesarios balances y perspectivas de una determinada gestión de gobierno. A los cien días, al primer año, a la mitad y al finalizar el mandato. El gobierno de nuestro presidente Ollanta Humala por ejemplo, ya entró en su etapa final, pues faltan escasos 16 meses para el cambio de mando. Los analistas desde todos los ángulos periodísticos e ideológicos,  tienen esa predisposición psicológica hacia un “presidente de salida”. Nuestros Congresistas de la República, también ya se van, gracias a Dios.
Nuestros miles de alcaldes distritales y provinciales en todo el país, que han empezado a gobernar desde los primeros días hábiles de este año, están cumpliendo ya los cien primeros días. Igualmente los presidentes regionales de todo nuestro mapa político nacional.
En tres meses y unos días más, se hace necesario un balance, tanto desde el lado de los gobernados como del lado de los gobernantes. Es nuestra obligación moral hacer este ejercicio democrático para desterrar de la cultura política la costumbre ciudadana de dar un cheque en blanco a los que elegimos para una función pública. Esperemos que los alcaldes y gobernantes regionales, hagan una autoevaluación de sus gestiones escuchando no solo a su entorno o a su portátil, sino más que todo a las voces discordantes. Es ya una clásica manía de las autoridades, hacerse autobombos engañosos que normalmente maquilla la verdad de una gestión, dificultando  la puesta en marcha de un necesario y obligado reajuste.
Nosotros los ciudadanos de a pie, los que en realidad ponemos la plata vía nuestros impuestos, para que los gobernantes manejen un presupuesto, tenemos la obligación de verificar qué resultados concretos evidenciamos en este primer trimestre. Claro, las autoridades se defenderán diciendo que es muy poco tiempo para evaluar integralmente una gestión pero, en cien días, queremos verificar logros mínimos que justifiquen al menos sus elevados honorarios. Si no los hay, habrá que exigir que cumplan lo prometido, no nos vengan con el sanbenito: “una es con cajón y otra con guitarra”.
Veamos los cien primeros días de algunas de nuestras autoridades más visibles en Loreto. La alcaldesa de Maynas. Primera mujer que se sienta en el sillón consistorial de Maynas, rompiendo el conjuro machista que ha caracterizado a este poder reservado “solo para hombres”. Arquitecta de profesión, que evidentemente le pone una nueva aurea al estilo de gobernar, con más sentido estético y orden en esta caótica ciudad. Recordemos que la profesión de Dios es la de Arquitecto del universo.
Sin embargo, su gestión tiende al aislamiento político, por su falta de sentido de trabajo en equipo con otras instancias estratégicas como el GORE Loreto. El pueblo decidió en las urnas, que sean del mismo partido político tanto el que estaría en el poder provincial como en el regional, para facilitar un mayor entendimiento, evitando los desaguisados del pasado. Pero desoyendo ese mandato del pueblo, la alcaldesa ha roto los palitos con su líder fundador,  por celos políticos infantiles.  Es vergonzoso que ante esta situación de  emergencia por las inundaciones, por ejemplo, la burgomaestre muestre una total descoordinación logística con las instancias del Gorel para atender integralmente el problema. Recuerdo que en plena campaña, la entonces candidata a Maynas repetía en cada mitin: “Vamos a transformar la ciudad y vamos a llegar a todos los rincones de la provincia, y en ese esfuerzo titánico no me encontraré sola porque tendré siempre a mi lado a Fernando,  presidente ya de nuestra Región”. Aplausos.
Veamos los cien primeros días de nuestro ahora llamado gobernante regional, Fernando Meléndez. Mi primera impresión es que sus funcionarios del más alto vuelo, aún no terminan de acomodarse en sus sillones de mando. Para muestra un botón: el desorden administrativo y caos de liderazgo en educación y salud. En la dirección de la DREL, un profesor batió el record Guinness al estar solo 30 horas en ese puesto, luego vino su reemplazo a manera de burla al magisterio. En la Diresa la cosa está más grave, ya hemos perdido la cuenta de cuantas veces se ha cambiado al director regional.
Nuestra humilde conclusión: Ganar las elecciones no necesariamente significa saber gobernar; notamos en estos cien días de Fernando Meléndez,  mucha improvisación en las designaciones y falta de cuadros técnicos con experiencia mínima en gestión pública. Tenemos una leve sensación, que el entorno de nuestro  Gobernador, está saturado de personas que solo quieren recuperar lo invertido en campaña y se sacan los ojos entre ellos para ocupar los puestos como sea.
Por mientras, la problemática de nuestra región sigue en cuidados intensivos. Nos prometieron que combatirían la corrupción que tanto cuestionaban en campaña; y a los cien días, la corrupción pareciera que da la bienvenida a sus nuevos inquilinos. Nos prometieron que solucionarían los problemas más elementales de agua, desagüe, baja policía y energía eléctrica; a cien días, la cosa sigue igual o peor. Nos prometieron que defenderían la Amazonía de las amenazas autodestructivas de los agentes extractivos y sus negocios inmorales; a cien días, los proyectos de la muerte no se han detenido.
Pero, no queremos pecar de pesimistas. Queremos inyectar esperanza a nuestra alicaída percepción. Este tiempo de Pascua en el calendario litúrgico, nos invita justamente a creer en la esperanza, a soñar en una nueva humanidad, fruto del triunfo del bien sobre el mal, de la justicia frente a la injusticia, del amor frente al odio, de la honestidad frente a la corrupción, de la paz frente a la violencia. Animamos a nuestras autoridades a rectificar sus caminos, mejorando lo poco que han avanzado en estos días, pero inyectando un verdadero espíritu de cambio. “El cambio ya llegó” pero no se nota mucho.
Que Cristo Resucitado ilumine a nuestras autoridades, para que reimpulsando sus proyectos políticos prioricen las necesidades de los más pobres y marginados en nuestra región. Ojalá así sea cuando lleguemos al primer año. Amén.