En nuestros viajes por los distintos lugares de nuestra región Loreto, después de puestos policiales, mayormente nos hemos encontrado con puestos o bases con soldados peruanos que enaltecen el nombre de la institución militar: Ejército del Perú.
Estas sedes humildes poco equipadas se tornan fuertes con la presencia de nuestros jóvenes loretanos en su gran mayoría procedentes de las comunidades y caseríos, puesto muy poco se encuentra con muchachos de los pueblos grandes y ciudades de la región.
Hacemos esta descripción para hacer visible que el Ejército del Perú en Loreto y sus fronteras tiene a protagonistas de su historia con los soldados loretanos de procedencia campesina e indígena, y justamente al celebrarse el 4 de noviembre de todos los años el “Día del Soldado Peruano”, lo resaltamos.
Ellos y ellas con su sacrificio hacen que la seguridad y el resguardo en la región, y especialmente en la zona de frontera, brinde un poco de garantía, aunque desde diversos lugares de la línea divisoria con otras naciones, reclaman su presencia.
En esta fecha queremos reflexionar sobre la poca atención a estos jóvenes que se enrolan a servir a su patria, ya que estando dentro se llevan muchas decepciones, y quedan casi como “secuestrados” debido a que no es simple salir una vez que han firmado un documento que voluntariamente los enrola.
Ellos y ellas ingresan con mucha ilusión y la promesa de atención completa, como una familia de la milicia, e incluso estudios técnicos dentro y fuera del campamento, propinas, incentivos, alimentación saludable, vestuario gratuito sin que tenga que costar de las propinas. Se sabe que todo tienen que callar, porque es peor intentar decirlo.
Lo que se necesita es una real supervisión de cómo se cumple con los jóvenes que ingresan en cuanto a todo lo ofrecido, se necesita una mayor empatía con las aspiraciones de nuestra juventud loretana que como no son hijos de influyentes ciudadanos, tienen que tragarse la desilusión.
En el “Día del Soldado Peruano” felicitamos y abrazamos literalmente a nuestros jóvenes loretanos que por amor a la patria y por sus sueños de superación se han puesto las botas y erguido la mirada, con la esperanza que sus autoridades locales y regionales exijan lo mejor y justo para ellos dentro de los campamentos militares. Así seguimos esperando.
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