Por: Patricia Elizabeth Donayre Pasquel
En los tiempos de la abuela Virginia y la abuela Tenovia, ser mamá debió haber sido menos complicado. Años en los cuales tener 3, 4, 7 hijos era bastante llevadero. Siempre me pregunto cómo lo hacían, necesito la receta. Y es que no puedo decir ellas no trabajaban, porque sí lo hacían, o pensar era más fácil con el esposo al lado para acompañar la crianza, no necesariamente, la abuela Tenovia sacó adelante 7 hijos sola. Y la abuela Virginia enfrentó años de crisis laboral con la fuerza de una madraza. Ambas eran guerreras.
Pero, doy una mirada al entorno en el que criaron a sus hijos, el medio, al momento social y político, y creo que allí está la diferencia. En aquellos tiempos los chicos podían corretear y jugar en las calles sin el temor del qué pasará. Las puertas de las casas permanecían siempre abiertas por si venía una visita. Y las tardes en la vereda disfrutando de la poltrona eran frecuentes.
Hoy las madres, seguimos trabajando, se puede decir que hay más mujeres laborando que antes. El costo de vida se ha incrementado considerablemente: colegios, alimentos, transporte, servicios, etc. La delincuencia ha crecido, algunos dicen producto de la pobreza. Las necesidades, las carencias se han marcado y las diferencias económicas también.
Y es que en los tiempos del Verde, perdón, en los tiempos verdes, en nuestra querida región nos aprisiona el ruido que enloquece los sentidos y produce enfermedades; la corrupción asfixiante invade todas nuestras instituciones y se ha hecho un modo de vida muy natural y poco censurable porque nadie se atreve a castigarla con firmeza. La pregunta de oro es: ¿quedamos honrados?
Obras inconclusas, otras improvisadas con resultados caóticos. ¡Qué fácil había sido convertir en Venecia a Iquitos con sólo un alcantarillado nuevo! Vaya genios del bolsillo. Total a quién le importa son tiempos verdes.
Mientras las madres, tenemos que celebrar nuestro día, ¡qué bonito! ¿Por qué brindamos entonces este año? Veamos ¿qué es lo que ha crecido más? ¿Los asaltos? ¿Los accidentes? ¿La contaminación? ¿La prostitución infantil? ¿Los feminicidios? ¿El maltrato de las mujeres? ¿La pésima educación? ¿Alguien se atreve a brindar por ellos?
Ser madre en los tiempos verdes sí que es difícil, necesitamos más manos, más ojos más garras, más fuerzas, más tiempo para proteger y cuidar de nuestros hijos. Cada nueva elección se nos abren las puertas de la esperanza, se viene el cambio decimos, al final más o peor de lo mismo. Frases poéticas, promesas celestiales, pantallas de televisores llenas de saludos de los políticos por nuestro día, ¿les creemos? Sólo es ocasión y después el silencio y la sordera continúan.
Madres, no hay más hacedoras del destino de nuestros hijos que nosotras mismas, la fuerza nos la dio la naturaleza, no los hombres. Que este día sea uno más para recordar lo valiosa que es la labor de la madre que es eterna, no de un domingo al año.
Mi más sentido homenaje a mis guerreras loretanas: mis abuelas, mi madre y todas las que buscan hacer de cada día el mejor para sus hijos. Fortalecidas en el amor y en el coraje.





