“¡Sáname Señor!”

Lema pastoral de agosto. Cuando la enfermedad llega:

Por: Adolfo Ramírez del Aguila

No tener dinero es una desgracia, pero no tener dinero y tampoco salud, es la desgracia total.
La salud en la selva es muy valorada, porque solo estando sanos, podemos realizar nuestros proyectos y ser felices. A todos en algún momento nos a tocado sufrir alguna enfermedad, y ya sabemos, es un momento muy crítico, a veces inesperado.
Cuando la salud se deteriora y ya no podemos trabajar, los de la ciudad corremos al servicio de emergencia de un hospital, buscando a los médicos de turno y sus recetas sanadoras; los de la ribera y pueblos nativos, sin embargo, corren a la casa del chaman o curioso que, con sus plantas medicinales y sus ritos curativos, devuelven la salud perdida. La medicina facultativa y la medicina alternativa son dos opciones valederas en la selva peruana.
La Iglesia de Iquitos, reflexiona en este mes de agosto, el tema: JESUS SANADOR y su respectivo lema religioso: “¿Sáname Señor!”. Los loretanos viven su dolor de la enfermedad, apoyados en la fe en Cristo, shungo de la Amazonía, y encuentran la sanación por medio de las plantas medicinales, los sacramentos y sacramentales (Plan Pastoral, pág. 18).
Sáname Señor, es el grito de todos los enfermos en nuestros centros de salud y hospitales que se retuercen por tanto dolor. Pero también es el grito de todos los pacientes desahuciados, que ya no tienen remedio y son dados de alta para que vayan a morir en sus casas.
Cuando se hace imposible recuperar la salud perdida y el cuerpo no da para más, los enfermos piden la presencia de un sacerdote (ciudad) o del animador cristiano de la comunidad (campo) para recibir el sacramento de la Extrema Unción o una oración para la buena muerte.
Nadie quiere morir por enfermedad; si somos desahuciados, buscamos otras alternativas. Es importante resaltar que, en nuestra selva amazónica, la medicina tradicional, ancestral, está poniéndose de moda, por su eficacia a la hora del tratamiento de una enfermedad y más que todo por su bajo costo.
Un vecino mío, Lucho Montes, ya estaba programado para que los médicos le corten la pierna derecha, porque tenía una herida cangrenada en el pie derecho, debido a la diabetes avanzada que sufría. No aceptó tal destino y se negó a esa cirugía mutilante. Buscó entonces otra alternativa, porque con su pie así, corría peligro de una infección generalizada. Encontró un médico naturista que cura con yerbas; y como para no crear, ahora, mi vecino Montes ha vuelto a sonreír y su pie se sanó milagrosamente.
Le diabetes es una enfermedad terrible, una pandemia mundial, que no tiene cura para la ciencia médica, solo hay opción a controlarla. Sin embargo, en la medicina tradicional, se sabe desde siempre, que la enfermedad de la sangre dulce, se cura totalmente tomando Abuta, Bolsa Mullaca, Verbena y comiendo bastante Puspo Poroto.
Como que la creación, en previsión de los abusos del hombre amazónico con respecto a su salud, ofrece desde hace miles de años, a manera de botica natural, una serie de raíces, hojas y zumos muy efectivos para contrarrestar las diversas enfermedades del cuerpo y del alma.
Quien no ha escuchado, que el té de Yerba Luisa es muy bueno para combatir la malaria. El Limón para las afecciones en la garganta; la Palta y el Puspo Poroto para desterrar la anemia; el Huingo para el asma y la bronquitis; el Kion para los cólicos estomacales; el Paico, la Ruda y la Malva para los cálculos renales. La Achira, el Llanten y el Achiote para las quemaduras; el Ajo Sacha, el Jengibre y la Uña de Gato para el reumatismo; el Llantén y la Santa María para detener los vómitos.
Y como para no creer, hasta para el SIDA hay dos poderosas plantas curativas: la Uña de Gato y el Jergón Sacha. Y pensar que algunas de estas yerbas crecen en cualquier huerta sin necesariamente haberlas sembrado, como la Malva y la Ishanga, por poner algunos ejemplos.
Que, en este mes de agosto, tomemos más conciencia del sagrado valor de la salud, y si la perdemos, reconocer los errores y excesos que cometemos y hacer un propósito de mejorar nuestro estilo de vida, en especial en lo que respecta a la alimentación, porque por la boca entran la mayoría de enfermedades.
Que Cristo Jesús, shungo de la Amazonía, sane nuestras enfermedades del alma, como la soberbia, la envidia y la venganza, y encontremos el ansiado equilibrio del cuerpo con el espíritu.
En este mes de santa Rosita, no nos olvidemos de orar por los enfermos, para que Dios les de las fuerzas necesarias para afrontar esa cruz, camino de salvación y sanación. Señor, sáname de todo mal. Así sea.