Los conocimientos se han fortalecido, pero parece que el alma de quienes tienen el poder de cambiar la dirección de las inversiones hacia sectores o proyectos que nos conviertan en un mejor país por contar con habitantes en mejores condiciones físicas y mentales, sigue siendo un sueño.
Los provincianos están en el poder. Provincianos desde la perspectiva limeña de mirar al país desde la capital política y administrativa de nuestra nación. Antes gobernaban solo los nacidos, crecidos y educados en ese espacio territorial central que desde la colonia es una quiruma, un obstáculo latente para el despegue equitativo en el país.
Están los que dicen nos representan en un Congreso de la República que repite de diferentes formas lo mismo que los anteriores. Estamos hartos realmente. Y nuestras reflexiones nos conducen a lo mismo, a la decepción. Así cada momento electoral ya nos va pareciendo lo mismo, aunque renace la esperanza.
Pero, los loretanos en general, los que no están militando en organizaciones políticas y tiene una vida activa en la política regional, parece se han puesto en el balcón, en el puente desde donde observan pasivamente lo que viene ocurriendo. Pensamos y pensamos, pero no actuamos. Somos una ciudadanía inerte, sin actividad, como si no estarían actuando y decidiendo sobre nuestro presente y futuro.
Y todos los años se repite la misma historia a la hora de aprobar el presupuesto nacional de la república del Perú, se dice desde diversos sectores que se tiene que priorizar la salud y la educación, pero nada, el porcentaje asignado es una propina, para las enormes necesidades de los sectores mencionados.
Hace unas semanas atrás en una reunión pública, el gobernador regional de Loreto comparaba datos como los que el gobierno de Alemania designa el 15% de su presupuesto nacional para temas de la salud. Mientras en el país el presupuesto fiscal para salud es del 2.2%. Una marcada diferencia presupuestal, algo similar pasa con el tema educativo.
Es la ciudadanía en general, la que no es militante, la que reflexiona y se encuentra con la misma respuesta desalentadora, a la que le falta ejercer sus derechos ciudadanos, ese poder ciudadano para lograr el despegue equitativo en el país.
Reflexiones
