La ambición del poder político sigue siendo el principal escollo para que los planes de desarrollo a favor del país no se concreten de la mejor forma sino con un salpicado de profunda corrupción, de eso ya tenemos no solamente evidencias si no las decenas de casos comprobados de forma total.
Ese modelo de lo que sucede en la nacional, se replica en lo regional, luego en lo provincial, distrital, en las instituciones, organizaciones, en el nivel comunal, en los caseríos y llega a alcanzar hasta los hogares donde la falta de valores hace que cada vez la institución llamada cédula de la sociedad también se venga a menos.
En medio de ese contexto alborotado y confuso seguimos en la lucha por la reactivación económica en el marco de la pandemia por la Covid-19, de la cual pareciera que esos próximos meses podría llegar a un nivel cero de tal forma que se estarían eliminando algunas restricciones como ya viene ocurriendo en otros países.
Esas restricciones que limitan la reactivación económica. Pero para ser sinceros de nuestra realidad acá por sectores ya no existen restricciones se en lugares como restaurantes, discotecas, canchas de fulbito, de vóley, plazas, y otros lugares donde la concentración de personas sin mascarillas más que colgada en el cuello y a veces ni eso.
También sin la distancia recomendada de dos metros, mínimo metro y medio. Vale decir que oficialmente no se habrán eliminado las restricciones en nuestra ciudad y región, pero en la práctica mucha gente ya no la cumple, con más notoriedad en los pueblos de Loreto y en las zonas urbanas marginales de la ciudad de Iquitos.
Hace unos días estuvimos en un pueblo grande de nuestra región, donde pudimos observar que la mascarilla no existe en gran número de los habitantes, en ese lugar la vida ya está en la práctica en el retorno a la antigua normalidad, donde la reactivación económica se percibe de a pocos.