La población de los sectores de la ciudad de Iquitos que se ven muy seriamente perjudicados y perturbados por las barras bravas que arman peleas callejeras hiriendo a personas ajenas a su accionar, están siendo castigados haciendo “ranas”, como en el colegio.
El tema es que estos adolescentes y jóvenes necesitan una mayor atención, en el sentido de que asuman un compromiso de someterse a una terapia psicológica de recuperación, en los casos que así lo ameriten, como los que no han pasada el límite de las faltas.
Tenemos que recordar que existen adolescentes, que ya han cometido delitos, por lo que el trato va más pegado a las leyes considerando todavía su minoría de edad. Digamos que existen casos que están más a tiempo de recuperación con tratamiento psicológico.
Si bien el hecho de obligarles a hacer “ranas” como castigo por sus equivocadas acciones, puedo resultar algo simbólico durante las intervenciones del serenazgo, de la policía y de los comités de defensa, falta una ruta que permita recuperarlos para el seno de sus hogares y de la sociedad.
Debemos hacer un esfuerzo por la recuperación de decenas de jóvenes y hasta casi niños, que han cometido el error de fanatizarse empezando por sus preferencias a clubes deportivos de fútbol, generando peleas muy violentas con otros grupos contrarios y atemorizando al vecindario.
Es hora de frenar esto con las herramientas que ofrece el sistema democrático, en un trabajo con sus familias, el colegio donde están sus profesores y demás compañeros de aula, inclusive con las iglesias a las que pertenecen o tienen acercamiento. Hay todo un trabajo pendiente por mejorar a favor y rescate de nuestra juventud.