– Dra. Adriana Scaletti Cárdenas, departamento de Arquitectura – Pontificia Universidad Católica del Perú, respecto al ex Hotel Palace
El rico patrimonio construido de un país como el Perú, es al mismo tiempo una bendición y una maldición. Una bendición, porque representa siglos de evolución histórica, cultural y artística que nuestros antepasados dejaron para nosotros; un conjunto invalorable de objetos y expresiones inmateriales que dan color a nuestra vida, enmarcan nuestra identidad colectiva y son un llamado turístico potentísimo, con todo lo que ello implica. Y una maldición, porque siendo el Perú tan ricamente dotado en bienes, ha creado un imaginario donde éstos son casi infinitos, y los destruimos en aras de un mal entendido progreso con toda naturalidad, pensando «total hay tantos, que desaparezca uno no pasa nada…».
«En la Amazonía, este fenómeno se ha dado por fortuna en menor medida, probablemente por la incidencia importantísima de la impresionante selva, sus virtudes naturales y la necesidad de respetarla. Pero, por supuesto, el patrimonio construido está ahí, en las ciudades y pueblos, con una expresión propia y particular, absolutamente individual y diferente de todo lo que se puede hallar en el resto de nuestro territorio», refiere.
Indica además la especialista, que «una de esas expresiones únicas, individuales y diferentes es el ex hotel Palace de Iquitos, que nos ocupa hoy, el primer hotel de lujo del Perú, y además en un edificio de calidad innegable, que nos deja ver por su localización, factura y materiales, la importancia y nivel de una arquitectura pensada para tratar a la capital de la selva peruana como a una cosmopolita capital europea».
«Por supuesto que existen problemas intrínsecos a esta categoría de monumento principal de la región: el clima, por una parte, con altas temperaturas y grave humedad que deteriora superficies y acabados; la decadencia del boom económico que originó esta y otras importantes edificaciones, con el consiguiente abandono por parte de propietarios y usuarios originales; el vandalismo y maltrato de las fachadas por individuos que nos desprestigian con sus acciones a todos; y así, muchos otros temas.
Pero ¿qué podemos hacer hoy con edificios como el Palace? ¿Cómo podemos protegerlos y por qué? La solución a nivel internacional pasa por el re-uso respetuoso de las construcciones patrimoniales, respetando las características constitutivas, pero devolviéndoles la cotidianidad de uso y mantenimiento, al tiempo que revitalizan áreas y barrios, mejorando la seguridad y calidad de vida de sus habitantes y sus visitantes. Es decir, una puesta en valor que considere sus elegantes materiales y espacios históricos, así como presente la posibilidad de nuevas y modernas actividades en su interior, preservándolo para quienes nos sigan».
Acota, «Este es el futuro que queremos para el Palace: una nueva vida que luzca sus hermosos ambientes y regale a los iquiteños una cosa más de la que presumir y sentirse orgullosos para ellos mismos y para los turistas que recibirán con el entusiasmo que los caracteriza». (MIPR)
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“Queremos que se luzcan sus hermosos ambientes y brinde a los iquiteños algo más que presumir y sentirse orgullosos”
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