Varios investigadores vienen advirtiendo sobre cómo se viene destruyendo la Amazonía de Loreto y del país en general, como el biólogo José Álvarez, que permanentemente aborda el tema y desde donde se encuentre laborando se enfoca en cómo apoyar en la reversión de esta preocupante realidad.
Ha señalado sobre el avance de la deforestación y la degradación de los bosques, si se sobrepasa el límite del 20%, llegaría a colapsar y ya hemos visto que está fallando, en referencia a la sequía extrema que vivimos el año pasado.
La advertencia va también por el lado de que la inmensa mayoría del agua que consume el Perú, que llueve en los Andes, que alimenta los ríos de la costa y que alimenta la industria de todo el Perú, proviene de la Amazonía, reciclada hasta cinco veces desde el Atlántico. Este mensaje concreto y evidente no termina por despertarnos de una cierta apatía, como si no fuera un problema grave que se avecina.
Álvarez propuso alternativas como los bionegocios que pueden aprovecharse los aguajales sin destruir el bosque. Tenemos más de 6 millones de hectáreas de aguajales, se talan 200 mil aguajes todavía al año. Estamos matando esa gallina de los huevos de oro, dijo, ya que esos aguajes podrían seguir produciendo por generaciones si los cosechamos con tecnologías adecuadas.
Y estamos de acuerdo con el investigador cuando señala que se necesita hacer una cadena de valor, hacerla eficiente, sostenible, rentable. “Seguir destruyendo el bosque para cultivos no rentables trae más problemas que soluciones”. Estamos avisados.
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