Puesto policial de Santa Rosa en eterno abandono

  • Ojalá y el nuevo general de la PNP sea considerado y pronto cambie esa dura realidad.

Aunque suene muy duro decirlo. “No somos nada” frente a los países de Colombia y Brasil. En cuanto a defensa nacional, seguridad ciudadana, salud, educación, desarrollo social, económico, etc.
En la triple frontera de Leticia-Tabatinga y Santa Rosa, este último hace esfuerzos por crecer, pero la verdad es que hasta la fecha sigue siendo un caserío sumergido en extrema pobreza que bucea desesperadamente para salir a flote.
Las autoridades únicamente se han dedicado a parchar esa realidad, luego de que la noticia de que un iracundo canciller colombiano dijera que la Isla Santa Rosa, pertenecía a Colombia. Luego todo sigue igual, sigue mandando la moneda brasileña (REAL), no existe un mercado con productos peruanos, los que hay son ofertados en las veredas de las casas.
En cuanto a la comisaría de Santa Rosa, las cosas siguen igual o peor. Si antes tenían un deslizador con un motor de 400 caballos, ahora tienen de 150 y en condiciones nada favorables. Tienen una sola moto institucional, el resto que observa la gente, son de algunos policías y ellos abastecen con combustible.
Pese a los muchos casos de violencia familiar que existen, o venta de PBC por parte de hombres y mujeres (no todos); la comisaría no cuenta con policía femenina que las pueda revisar o escuchar en los dramas familiares. Los hombres están impedidos de revisarlas en caso trafiquen sustancias tóxicas.
Los centros nocturnos en Santa Rosa, han crecido y hay poco personal policial masculino. La Marina cuenta con dos buques y un buque médico, el Ejército con una casa grande donde no hay sala o comedor, todo es una mezcla de oficina, cocina, baño y cuadra donde están las camas camarotes. Cuando la policía necesita de una acción mayor, tiene que pedir apoyo al Ejército. Qué no es mucho tampoco.
UN ABUSO.
Los policías que son destacados a Santa Rosa, no cobran su bono por estar en zona de emergencia, como sí cobran los integrantes de la Dirandro. Les dan sus viáticos, que son cortos y se olvidan de ellos. Les hacen entrega de productos perecibles (arroz, azúcar, aceite, frijol, fideos, atún) que compran en Iquitos, en vez de darles un presupuesto y que ellos distribuyan allá para sus alimentos.
La carne y el pollo, así como el pescado, brillan por su ausencia. No les dan y tampoco les dan dinero para que la policía los pueda adquirir en la zona. Tienen que colaborar entre todos. O sea, hacer una “chanchita” ¿se imaginan el grado de abandono y abuso? ¿Acaso en Iquitos la policía nacional no cuenta con presupuesto para adquisición de productos perecibles? ¿Dónde se puede estar quedando?
Ese punto es vital que el actual general PNP logre investigar y tratar de resolver para que la policía fronteriza no siga siendo perjudicada. También compran gas en los países vecinos, a 150 reales el tanque de gas.
Una comisaría obsoleta, sin armas suficientes, sin las herramientas necesarias para resolver los problemas, sin personal policial necesario para las acciones. Los que delinquen ya sean peruanos, colombianos o brasileños, que pasan a las diversas discotecas que existen en el lado peruano, deben “reírse” de la decorativa presencia policial ahí donde empieza el Perú.
Con todo lo observado, comprobamos una vez más, qué a las autoridades, al gobierno nacional, no le interesa transformar la frontera en un hito de desarrollo sostenido. No.
No les interesa, las promesas son sólo palabras que se lleva el viento y que prontamente estarán sepultadas en el fondo del río Amazonas. Mientras que, en el lado de Brasil, hay Bancos, Hospitales, Universidades, varias instituciones armadas y policiales con todas sus naves y armamento necesario en defensa de su territorio.
(Luz Marina Herrera Lama).