Fernando Herman Moberg Tobies
http://riendasciegas.wordpress.com
hmoberg@hotmail.com
@FernandoMobergT
Cuando nos conocimos no sabía a lo que me estaba metiendo, ni me imaginaba hasta donde podríamos llegar, solo me entregué, dejé fluir cada una de mis emociones sin medirlas, sin restringirme a dudar, sin pensar que acabarías llevándome a conocer situaciones más allá de mis límites.
Sabías quien era cuando apareciste de la nada, y yo ni enterado de tus intenciones y de tus vacíos que arrastrabas, no me cabía que podría haber maldad en ese rostro sin expresiones leíbles, te escondías en tu edad para no demostrar que tus acciones estaban perturbadas, me sedujiste con palabras que hacían especial a mis días y te creí hasta el final, palabras que ahora ya no sé si algunas de ellas fueron reales o todas actuadas.
Quería entender por qué te creía tan desmedidamente, quería entender por qué no podía alejarme, por qué no huí a la primera señal, quería entender cómo lograbas atraparme en tu mundo descuidando el mío, apagando mi inteligencia, dejando a un lado lo que me apasionaba, logrando complacer mis sueños con tan solo verte, besarte y tenerte algunas horas que satisfacían erróneamente a mi corazón.
Remplacé mis motivaciones por el placer de estar a tu lado, te aprovechaste de mis sacrificios por avanzar y descuidar mis sentimientos para mantenerme atado a tus caprichos que perdonaba porque pensaba que eras como yo, y que la claridad ya aparecería, y nada, me revolcabas en silencio y yo seguía esperando.
Aprendiste a manipularme calculando mis reacciones y paciencia, entendías mejor que yo el panorama, comprendías que mi trabajo y mis luchas sociales me distraían por completo de la realidad, y así para ti fue fácil conquistarme, alejándome de todos para no abrir los ojos, calentando mi alma y mi piel para que nadie pudiera despertarme.
Contaminaste sin piedad mi respiración, mis latidos y mis convicciones, me amarraste a no buscar nada más que estar contigo, te encargaste de adiestrar mis emociones a tu cuerpo, a tu sonrisa fingida y a tu psicopatía decente, exprimiste mi corazón hasta la última gota para saciar tu sed equivocada de amar.
Sabías que eras mi segunda experiencia frente al largo recorrido que tú ya habías tenido, que mi prioridad en la vida estaba lejos del amor y del sexo, que mis metas incluían el no solo luchar por mí, tenías bien en claro que las causas que movían mis intereses nunca fueron mezquinos, sabías que si tenía que andar descalzo o exponerme para dar oportunidad a otros, no dudaba en lanzarme a ideales superiores, sabías que siempre andaba distraído en aportar al cambio de la sociedad, hasta el nivel de descuidar lo que estabas haciendo conmigo.
Dolía, de eso no hay duda, y más de una vez entre lágrimas te pedí sinceridad, algo que jamás conociste o aprendiste, llevándome siempre a los límites. Como buen psicópata te hacías la victima para luego voltearme el juego y desestabilizarme haciéndome sentir culpa para volver a atarme a tus mentiras.
Cuando te convenía me mirabas sin decir nada, para llenarme como si yo no tuviera sentimientos, como si no hubiera dejado todo por ti, pero a veces creo que eso es lo que querías, tenerme solo para ti al precio que fuera, y cuando no era así, el precio de tus locuras las pagaba yo.
Me convencí después de tanto pensar, que no fue amor lo que sentías, que el sacrificio para ti y todo de lo que de eso salía de ti era solo un circo del cual me hacías ser parte, cuando para mí tu palabra era ley sagrada. Conocí que eran las pesadillas dormido y despierto, la intranquilidad estando en el éxito, sentí que eran los vacíos alrededor de tanta prosperidad, lograste que te priorizara en vez que a mí, me dejaste destruirme viendo cómo me humillabas sin hacer nada más que esperar a que reaccionaras, y manchaste no solo a mi alma.
Ahora que vuelvo a encontrarme, a sentir de lo que estoy hecho, me reconforta perdonarme, ahora que vuelvo a reaccionar me voy convenciendo que la maldad no tiene edad, ni condición social, ahora que vuelvo a sentir para lo que estoy destinado, vuelvo a sentir que el peso de los problemas de la vida se van, se van tan lejos como lo que admiraba de ti.
Continuamos con la Re-Evolución Amazónica en Hablemos Claro, de lunes a viernes de nueve a diez de la noche por Amazónica de televisión – canal 2, y en www.fernandomoberg.com