Fernando Herman Moberg Tobies
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@FernandoMobergT
no aprende cuando está alerta, cuando deja de intentar comprender algo
bajo las ideas que se tiene bajo los estilos de crianza recibidos; para evolucionar hay que dejar atrás hasta las circunstancias que nos daban comodidad, es parte del proceso el gran sacrificio, la interacción y el análisis de lo que hacemos y decimos.
Hay personas que aún luchan por derechos que consideran esenciales, y en su momento alguien de nuestra línea sanguínea tiene que haber pasado por lo mismo en el pasado. La historia nos muestra cómo los cambios se han ido desarrollando, en el pasado las personas de color eran consideradas animales sin derecho, los inkas y mestizos eran esclavos sin cultura y sin derechos, todos en su momento no hemos encajado en los esquemas de la sociedad que crea y juzga de acuerdo a sus intereses mortales en sus diferentes clases.
Nos educan bajo la ciencia y la investigación, y cuando se llega a las respuestas evidentes del sistema manipulador y sin divinidad, los azotes intentan detener la curiosidad de los que sí se atrevieron a seguir buscando las respuestas. La información nos hace libres, pero nos conformamos en ser sádicos románticos, tirando látigo a quienes no encajan en los parámetros establecidos de los que despertaron primero y demarcaron qué es correcto o incorrecto.
La orientación es un proceso donde se va formando la identidad de acuerdo a lo que se va absorbiendo del medio en donde uno se desenvuelve, la opción es algo que nace bajo estímulos del momento. Todas las personas estamos orientadas a relacionarnos de cierta manera que luego en la mayoría de veces en esas relaciones arrastramos vacíos emocionales que generan que uno se estanque y a veces se aleje de la competitividad laboral, manteniéndose en el fracaso social, ya que ni se entiende qué es lo que nos mantiene infelices.
El gobierno actual ha firmado The Trans Pacific Partnership, un acuerdo de comercio internacional que nos va a dejar sin medicamentos genéricos, nos conducirá a una salud pública costosa, si con el presupuesto actual no hay un buen servicio, cómo será cuando se destine más dinero a los medicamentos de marca de las transnacionales, este maravilloso acuerdo matará a más personas pobres y creará más brecha social. Tampoco se podrán usar libremente las semillas como intercambio, como lo hacen nuestros hermanos de ciertos caseríos, que cambian semillas por otros productos. Entre otros puntos, este acuerdo fue firmado por heterosexuales inconscientes. Yo salí a caminar en conjunto con los miembros de la Liga Juvenil Amazónica, marchamos gritando advirtiendo a nuestro pueblo de esta aberración firmada por hijos de la Iglesia Católica que parece que olvidan sus mandamientos. Nos reunimos y la lluvia hizo correr a varios jóvenes que habían llegado a la convocatoria, pero aun así, los menos de quince que quedábamos, invadimos las calles principales de la ciudad y salimos a pedir que estemos alertas a los cambios sociales que se empezarán a dar.
Cuando el gobierno actual quiso promulgar la ley laboral juvenil no dudé en unirme por primera vez a una movilización, todos se morían de miedo en dejar su DNI en la Comandancia Policial para el permiso y apoyo de brigadas para seguridad, no dudé ni por un segundo en entregar el mío y firmar el acta para que nos dejen marchar armoniosamente para decirle al gobierno que la forma más fácil de solucionar los problemas económicos de la juventud, no era sacando una ley que denigre la imagen del joven peruano emprendedor a mano de obra barata, una ley promovida por heterosexuales empresarios que les encanta discriminar generando más esclavitud enmascarada.
Cuando me piden lo que sea para apoyar a mi gente, a mi Amazonía, a los derechos de las personas que están siendo vulneradas, no me interesa los adjetivos o las consecuencias que puedan venir, ya que la libertad no es una condición social, es un privilegio evolutivo que nos han quitado y han aprendido a domesticarnos con lo que nos dan.
Contaminaron nuestros ríos y no vi a muchos heterosexuales en las marchas promovidas por jóvenes que no juzgan, sino que se integran, derramaron petróleo en el agua que afecta nuestra salud y a los que les encanta criticar o dar sus ideas para sentirse ilustrados o superiores con la «ética y la moral» (solo cuando los ven), ni siquiera dejaron la siesta después del almuerzo para dar su apoyo benéfico de fe y tanta vaina religiosa que deberían dar a sus propios hermanos amazónicos, a los indígenas que pagan las consecuencias del lucro capitalino y sus redes internacionales.
Si aprendiéramos de las diferencias del ser humano como raza evolutiva y su complejidad en su desarrollo y relaciones, podríamos ser más felices porque ya no juzgaríamos, sino aportaríamos. Todos pasamos por varios conflictos familiares que nos marcan y lo cargamos a lo largo de nuestra vida, en algunos el peso es mayor que en el de otros, pero como no sabemos la complejidad, no deberíamos ni atrevernos a comentar por respeto al propio proceso de cada persona para intentar al menos ser feliz ante tantas adversidades.
A veces hasta los animales son más integrados que la especie mejor evolucionada, el ser humano. Tanto ha sido el éxito de la industrialización y el consumismo que han logrado manipularnos a sus antojo para seguir manteniéndolos como los que dirigen el mundo. Al humano le encanta la pose, demostrar su poder o lo que tiene, busca la forma que todos reconozcan su esfuerzo y sacrificios, necesita demostrar que algo hace diferente y que esta bendecido para poder seguir. Una ironía sería que los animales no mueren ni por hipertensión, estrés a largo plazo o depresión, entonces aparece la pregunta quién vive mejor.
He salido a caminar en la marcha del orgullo promovido por las organizaciones LGTBIQ, una minoría tan juzgada y criticada sin que se haya intentado conocer sus pensamientos, se les censura sin intentar entender las situaciones que han tenido que pasar como persona para seguir avanzando. Me he unido a la marcha a pesar de la crítica arcaica porque así como creo en la equidad y en la lucha por una mejor Amazonía, no puedo dividir ni sectorizar mis ideales de igualdad y democracia, creo en la ciencia, en la investigación, me he formado en la búsqueda del conocimiento y en el respeto a pesar de las diferencias, por lo que a veces me sorprende comentarios de personas que se suponen que están en ese nivel y no tienen concordancia.
En su magnitud la raza humana esta descarriada, no en su totalidad por su puesto, pero en cada grupo humano heterosexual u homosexual hay positivo y negativo. Según artículos internacionales, el primer poder mundial es el narcotráfico, pero esto refleja algo muy interesante, que si las personas en todo el mundo están consumiendo químicos que les ayuda a desconectarse de la realidad, es porque en sí el sistema no está funcionado bien orientado, sólo beneficia a unos cuantos y destruye a la mayoría.
La vida es un juego que con la experiencia se llega a comprender, pero llega tarde, casi ya en la última etapa, en la vejez, y ahí ya queda poca energía para poder tomar un rumbo diferente, pero imaginémonos que podamos encontrar algunas alternativas en el momento preciso para darle un giro diferente a nuestros sueños y borrar nuestras frustraciones. Todo ser humano está en su lucha, confundido y distraído, por eso debemos seguir buscando el conocimiento y respetar las decisiones de los demás.
Todo lo que sucede es la reacción de la misma sociedad, la delincuencia, los abortos, las infidelidades, los suicidios, los crímenes, la violencia familiar, muchos de ellos no son directos, pero la influencia de las malas acciones políticas es grande.
La utopía de mi vida se simplifica a vivir en libertad en armonía con la naturaleza, sin trabajo, sin estrés, sin tener que alejarnos de la familia y sufrir cuando empiezan a morir. La vida es un juego tan alucinante que aunque a veces ya aprendas a ver el partido, acabas volviendo a jugar y ser parte del sistema engatusador, cíclico, complicado, interesante, vuelto tan humano.