PÍCAROS Y PICARONES

La noche de Las Brujas de Cachiche

pedro.portocarrero@unapiquitos.edu.pe

 

Generando polémica, en la solemnidad del 28 de julio último, al prestar juramento como presidente, Ollanta Humala  invocó el espíritu de la Constitución del 79.

«… Para hoy, para mañana, para siempre…»;  el 28 de julio de 1978, Víctor Rául Haya de la Torre,  presidente de la Asamblea Constituyente, pronunció:  «… En este país, tantas veces socavado por la honda crisis de moral pública, los representantes del pueblo deberán ser paradigma de limpieza. Como la mujer del César, no sólo deben ser honrados, sino parecerlo…»

El ciudadano Omar Chehade, segundo vicepresidente, es un representante del pueblo y no es un paradigma de limpieza, además no parece honrado    ?el Tren Eléctrico, el caso Fefer y otros ejercicios que hieren el pudor  ?. Ésa es la percepción de toda persona racionalmente inteligente. El presidente Humala, constitucionalmente no es responsable de tal ocurrencia pero, el leit motiv del cónclave (el desalojo de Andahuasi) en el restaurante Las Brujas de Cachiche, que parece una picaronada -léase comer picarones- para favorecer al Grupo Wong, es un tema de Estado. Si no le alcanza responsabilidad alguna al Sr. Ministro del Interior, lo actuado  reviste mayor gravedad. No se trata de un tráfico de influencias nomás, de una raya más al tigre. Una reunión de generales, sin el debido permiso para ello con un político que actúa por iniciativa propia (?) y terceros, deviene sin pretender configurarlo así, en conspiración policial. Tal condición vulnera el Estado de Derecho y sin eufemismos ¡es una faena con modales de  temple golpista!

«La corrupción privilegió la mediocridad, permitió el enriquecimiento ilícito a expensas del tesoro público, frustró la imaginación y creatividad del hombre de bien, vulneró el riesgo país. Es responsable de la cascada de descomposición social y moral, de la miseria en salud,  educación y la mesa popular, de las arbitrariedades cínicas y oportunidades malgastadas» (Pedro Portocarrero, Derribar a los poderosos, La Región 25 de abril 2010).

Cual grito de guerra. Así  entendimos  el mensaje del candidato Humala; por él apostamos la mayoría de peruanos: «…el 5 de junio votaré por Ollanta; por el mensaje de Juan Pablo: «Se necesitan reformas urgentes, transformaciones audaces para derribar las barreras de explotación del hombre de parte del hombre… de ricos cada vez más ricos, a costa de los pobres cada vez más pobres (México, enero, 1979). También lo haré por Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique, Julio Cotler, Gustavo Gorriti… in memoriam de Pedro Huilca, La Cantuta, Barrios Altos, del 24 de octubre del 98, por las miles de mujeres esterilizadas…la Marcha de los 4 Suyos, por un encargo, por una visión…» (Pedro Portocarrero, El día después de mañana, Irapay, edición XXVII-2011).

«La confianza, es un activo intangible en el que invierten mucho esfuerzo políticos y empresarios… Las empresas en general, invierten tiempo y dinero para construir una imagen que les asegure un apoyo de los consumidores o usuarios. Por eso, nada más ruinoso para una empresa que cuando surgen ante la opinión pública casos que la involucran en hechos de corrupción, deficiencia en sus productos o debilidad patrimonial.

…Es que la confianza es una construcción del imaginario social con varias vertientes, una de ellas es el componente ético, el cual deriva a su vez de la conducta personal en relación al mundo de los valores…» (La República, EDITORIAL, 20/9/2009).

«La confianza, es un principio activo sagrado que debe sugerir veneración. En él, invierten mucho esfuerzo políticos y empresarios… Las empresas en general, los políticos también, invierten tiempo y dinero para construir una imagen de esperanza, de seguridad que inspire aliento, ánimo (Vallejo, en Masa, desafía la muerte y la doblega), que garantice un apoyo de los consumidores, correligionarios y votantes. Por eso, nada más ruinoso para una empresa o un político (Diez Canseco, renunció a la vicepresidencia) que cuando surgen ante la opinión pública casos que los involucran en deficiencia en sus productos, hechos de corrupción, debilidad patrimonial o favoritismo.

Le ocurre al ex presidente del Consejo de Ministros, Dr. Jorge Del Castillo; vapuleado con fuego mediático, reclama para sí, acaso con razón, compostura, transparencia, honestidad…»(Pedro Portocarrero,   Derribar a los poderosos, La Región, 25 de abril 2010).

En un marco de expectativa donde «la honestidad hace la diferencia», no sólo por señorío el vicepresidente Cheade debe renunciar, el general celestino y su adlátere, prestos al oportunismo, deben ser destituídos. El Poder ha sido envilecido y la moral pública  mancillada una vez más.