Pandemia de siempre

Lo que en el país vivimos desde marzo de 2020 es uno de los episodios más triste de los últimos años, por la angustia general y por los miles de muertos en Loreto, el país, y millones de muertes en todo el mundo, es fuerte, cada vez que lo recordamos no podemos evitar las lágrimas, muchos amigos y conocidos se fueron sin imaginarse, tan rápido, nos quedamos los sobrevivientes.
Pero, en el mundo tenemos una “pandemia de siempre”, centenaria, hasta milenaria, que también entre sus consecuencias es que ocasiona la muerte de millones y millones de seres humanos, y es a nuestro concepto, basado en la realidad de las cifras: la corrupción pública y privada.
Es que robarle al sector público, al estado del Perú en nuestro caso, es como un crimen de lesa humanidad, porque ese dinero sustraído para enriquecer a los delincuentes políticos que lo comente, va en contra de los programas de generación de empleo, de lograr el hambre cero, de la educación de calidad, de permitirnos gozar de una excelente atención en nuestra salud, afecta toda la calidad de vida que nos merecemos todos y todas.
Esta “pandemia de siempre”, que es la corrupción estatal de forma específica es la causante de la mayoría de nuestros males y afecta al sistema democrático porque hacen uso y abuso de su flexibilidad para una vida social equilibrada, que se reduce al hecho de emitir un voto, e incapaz de desaparecer o reducir a su mínima expresión a los perpetrados contra el Estado y el sector privado.
La corrupción ha sido identificada como el principal problema que debilita a los sistemas democráticos, debido a que afecta directamente el desempeño de las instituciones y la optimización de los recursos. La lucha contra este mal debe ser más contundente. ¿Tal vez necesitemos llegar a la dureza de otros países como China que acaba de condenar a muerte a un exdirector de un banco por aceptar millonario soborno y causar abultadas pérdidas al Estado?