No hace mucho, en esta misma tribuna, hablamos sobre lo importante que es tomar una decisión, que no es otra cosa que tener la fuerza, seguridad o determinación con que se hace una cosa.
Una de las decisiones que esperábamos de parte del Gobierno Regional de Loreto, era el tomar el toro por las astas y de una vez, enfrentar el flagelo que la anemia y la desnutrición estaban causando en nuestros niños. Y así fue que el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, con su titular la ministra Paola Bustamante, se dieron a la tarea de fijarse una meta, difícil pero no imposible, lograr que ello pase al olvido y que sean un mal recuerdo del pasado, para lo que todos los sectores del Estado han asumido el compromiso de hacerlo realidad, cero anemia, cero desnutrición crónica.
La suma de esfuerzos debe ser decisiva en desaparecer estos grandes problemas que han debilitado el desarrollo de nuestros niños, lo que ha provocado un gran malestar en el padre Gastón Garatea, un hombre de Dios, preocupado por el bienestar de los infantes, que en su calidad de coordinador nacional del Grupo Impulsor Inversión en la Infancia, invitó a Fernando Meléndez a poner el hombro en el gran reto de eliminar de la lista de problemas que enfrenta la niñez de Loreto, la desnutrición y la anemia, a lo que el gobernador regional ha reiterado que reafirma su compromiso con la primera infancia y que por eso trabajará en su gestión.
Mas, es pertinente anotar que este trabajo articulado entre todos los sectores, nunca debe manejarse políticamente, porque eso llevaría inexorablemente a una división de criterios nada buenos.
Aquí la meta es única, no hay otra posición sino la de ponerse a trabajar por hacer realidad que lo que más afecta a nuestra niñez sea erradicado, por el bien del presente y del futuro de Loreto y del país.
El desarrollo de los pueblos no se mide en carreteras ni pistas asfaltadas. El progreso de un pueblo se hace comenzando por el bienestar de la salud de su gente, especialmente de sus niños.