Siempre estuvimos seguros de eso. Es más, Lo sabíamos desde que estudiábamos. Además, muchos de los expertos analistas políticos lo afirmaron y lo afirman, velada o abiertamente. Ahora existe la prueba irrefutable. Los partidos políticos que gobernaron, gobiernan y gobernarán al Perú y especialmente a nuestra Región, no cuentan con el suficiente número de técnicos y profesionales bien capacitados para formar cuadros que nos guíen al desarrollo sostenible que tanto anhelamos y, en consecuencia, tendrán que recurrir al frondoso árbol burocrático para crear posibles cuadros de desarrollo.
La mayoría de la gente lo sabe. Lo conoce desde que empieza la campaña electoral para elegir presidentes, alcaldes y otras autoridades. Sabe que los que ganan tratarán de cubrir la burocracia estatal con militantes carnetizados, aquellos que se creen con el supremo derecho a dirigir nuestras actividades porque se «fajaron» en los mítines, marchas, acciones proselitistas, aplausos y gritos teatrales, así no estén capacitados.
Lo sabe el Dr. Alan García, quien nos gobierna desde hace casi cinco años y porque conoce el tema a fondo, prometió desde antes de la segunda vuelta electoral trabajar con los mejores técnicos y profesionales independientes.
Sabe el Sr. Presidente que sus partidarios que administraron las regiones y las alcaldías fracasaron por ineptitud de la mayoría de sus técnicos y por peleas internas para distribuirse los cargos públicos. Estamos seguros que conoce, también, que se han cometido muchos abusos de autoridad al marginar a excelentes profesionales con mística de trabajo para colocar en sus reemplazos a personas de su partido, así no hayan calificado para el cargo.
Por eso, la ratificación pública de su promesa electoral con la intervención, incluso, de la defensoría del pueblo, para que los compañeros no cometan abusos y se trabaje con lo mejor que tiene cada región, hace renacer la esperanza para sentar las bases para un futuro crecimiento armónico, sin ineptos, sin barreras burocráticas y sin la ingerencia de los secretarios políticos en las decisiones técnicas y bien planificadas que se requieren para un buen gobierno.
Pero, por otra parte, la sana intención del Dr. García, posiblemente generó sustos en miles de apristas. Existen indicios que hacen suponer esta hipótesis: concurrencia masiva al local partidario, sudoraciones excesivas, insomnios, taquicardias, delirios de persecución, formación de asociación de trabajadores y desocupados apristas, visiones de enemigos en todo sitio y en todos sus prójimos, incluidos familiares, ventas de puestos de trabajos, entre otras actitudes desesperadas.
Si este cuadro de susto se transforma en pánico generalizado en los compañeros que piensan copar la administración pública, entonces, la promesa electoral del Dr. García se aprecia inviable en la práctica y podría ser un factor de desestabilización de su gobierno. No olvidemos que las personas desesperadas pueden causar tragedias individuales, familiares y sociales. A cada momento leemos en los periódicos, escuchamos en las radios y vemos en televisión que muchos de los que no han accedido al círculo laboral se han suicidado, han asesinado y han destruido propiedades privadas y públicas.
El asunto de cumplir esta promesa hecha a la sociedad en general se presenta bien difícil para el compañero jefe. No olvidemos que los que ganaron sus asientos en el Congreso de la República han prometido, con toda seguridad, a los militantes que los acompañaron en las campañas electorales, puestos de trabajos, incluidos a familiares y a otros votantes. ¿El que venga ¿será mejor? .
Lo que es más, esas mismas personas que se unen a los técnicos de carrera, ambos se convierten en los enemigos de los mismos trabajadores, colcuncando los derechos de todos los trabajadores en ectividad y de los cesantes y jubiliados que por años claman ser asistidos en lo que la Ley les otorga. Den a todos por igual, con decesión, sin artimañas ni argucias que dilatan por años lo que al trabajor de todos los sectores les asiste y, por ende, a los que entregaron sus servicios con los conocimientos administrativos y profersionales en los largos 25 y 30 años de servivios que la Ley y las Normas así lo estipulan.