“Nos están contaminando como si fuéramos animales”

– Dijo Apu de Cuninico, Galo Vásquez

Por:. Blgo. Víctor H. Montreuil Frías, M.Sc.
Expresó el dirigente respecto a la contaminación por la que atraviesan. Fundamentalmente como consecuencia de actividades relacionadas con la explotación de petróleo y la ausencia total de políticas y acciones contra los responsables de las alteraciones de los ecosistemas amazónicos que sustentan la vida de una rica diversidad biológica y del hombre que en ellos viven. La evidente inacción del Gobierno Central se debe principalmente al desconocimiento que en Lima se tiene acerca de la estructura y dinámica de la Amazonía, en general, y del agua, en particular.
La actitud indolente de las autoridades del Gobierno, que se acercaron a la zona afectada por el derrame para expresar que el Gobierno se preocupa por la salud de la población y la integridad del medioambiente es un claro ejemplo de esta inacción, y de su desprecio por nuestra región y sus pobladores. Un ejemplo claro ha sido la ley de reactivación económica que debilita completamente todo el sistema de fiscalización ambiental, con fines únicamente económicos.
La problemática del agua en la costa y en la sierra es completamente diferente a la de nuestra región. Es evidente que en las dos primeras regiones existe una clara necesidad de asegurar los recursos hídricos suficientes para abastecer la demanda de la población, para su consumo directo y para su uso en la agricultura. En cambio, en la Amazonía Peruana los requerimientos de agua para la agricultura son atendidos por las lluvias o por la humedad natural de los suelos, y el abastecimiento de este valioso líquido elemento está sustentado en la existencia de los cursos de agua naturales y en la napa freática.
Lo más importante, para los habitantes de esta región es que las aguas de los ríos amazónicos son hábitat de una larga serie de organismos que sustentan la vida. A través de los procesos de transferencia de materia y de energía que se producen entre el bosque y los ecosistemas acuáticos se ha generado una íntima relación de interdependencia, con una permanente conexión longitudinal y lateral de los cuerpos de agua, que facilita la movilización de personas y animales.
El programa Panorama mostró al Perú y al mundo un desastre natural cuya magnitud aún no ha sido evaluada. En el río Cuninico, uno de los lugares más hermosos que he tenido la oportunidad de conocer, el oleoducto sufrió una rotura, seguramente producto de su antigüedad, pero también consecuencia de la ineptitud, o soberbia, de los responsables de su mantenimiento que desconocieron las normas actuales que prohíben que los conductos de petróleo sean enterrados o sumergidos en los cuerpos de agua. La actitud totalmente irresponsable del funcionario entrevistado por el programa demuestra lo arriba manifestado: el poco respeto que se tiene por nuestros ecosistemas y nuestra población.
Se insistió en que lo mostrado en las fotografías no era petróleo, sino agua. ¿Significaba esto que estábamos exagerando? He tenido la oportunidad de observar las consecuencias de los derrames de petróleo en Alaska (Exxon Valdez) y en el Golfo de México, más recientemente. Las vistas expuestas en ambos casos se asemejan completamente a las mostradas en el Programa Panorama. Tal vez las dimensiones difieran pero los efectos serán iguales o mayores, en ecosistemas como los amazónicos cuya dinámica y reemplazamiento de agua y de las especies es mucho más lento que en el océano.
¿Cuánto tiempo pasará, y cuánto costará, para limpiar este desastre? Recordemos que en las cuencas del Pastaza, Marañón, Tigre y Corrientes, y en el mismo corazón de la Reserva Nacional Pacaya Samiria, existen cuerpos de agua alterados completamente desde hace muchos años, sin que el Gobierno muestre una pequeña intención de remediar o disminuir los daños.
La cuenca del Amazonas tiene una extensión de 7 millones de km2, de los cuales 16% pertenece a Perú. La superficie correspondiente a la Amazonía Peruana ha sido delimitada según criterios ecológicos en 778,379 km2 (61% del área total del país), y según criterios hidrográficos en 951,591 km2 (74% del área total del país). La mayor parte pertenece a la selva baja (80-600 msnm) caracterizada por su poca variación topográfica, por un complejo sistema hidrográfico y por extensas áreas de planicies aluviales o terrenos colinosos no inundables. El volumen de agua de drenaje de la cuenca del Amazonas es superior a 6,700 km3/año, transportando alrededor de 0.82 a 0.93 x 103 toneladas de sedimento al año.
El Amazonas se origina en los nevados de los Andes Peruanos, a más de 5,000 metros de altura y recorre 5,890 km para llegar al océano Atlántico, 2,969 km en territorio peruano y colombiano y 2,921 km en territorio brasileño. Pero esta inmensa región no está deshabitada, como parecen pensar muchas gentes extrañas a nuestra región; según el censo realizado por el INEI en el año 2007, la población de la región amazónica alcanza a 3’675,292 habitantes, de los cuales 300,000 son indígenas, pertenecientes a 59 grupos étnicos y 15 familias lingüísticas, una herencia cultural difícil de igualar en otras regiones del país.
Sin embargo, estos hechos no son tomados en cuenta por la entidad responsable de este grave daño ambiental y social, pues han utilizado a jóvenes menores de edad, sin ningún aditamento de protección para “limpiar” el petróleo, jóvenes embarrados completamente de petróleo que, además de las enfermedades enumeradas en el programa televisivo, ha impermeabilizado su cuerpo impidiendo la oxigenación del mismo  a través de la piel.
Aunque el Directorio de Petroperú ha sido llamado a renunciar, esta es una decisión más bien mediática, porque los daños ocasionados en nuestra región a los ecosistemas y a la población serán de una envergadura mucho mayor que cualquier “beneficio” financiero que sustenta la actividad del Gobierno Central, a través del Ministerio de Economía y Finanzas. Como se menciona ya, ¿después que destruyamos nuestros bosques y recursos naturales que comeremos? ¿Papel moneda y miseria?, y como expresa Alfonso López, presidente de ACODESPAT, en la Amazonía “la vida y la salud no es negociable”, en un mensaje que hasta el momento no tiene respuesta en ninguna autoridad regional.