
En el día Nacional de la Eliminación de la Violencia Sexual contra Niñas, Niños y Adolescentes, la Municipalidad Provincial de Mariscal Ramón Castilla prioriza y elevó una voz que nace del corazón y del compromiso: Ningún niño y ninguna niña debería crecer con miedo, sin su risa, su juego y sus sueños, ellos y ellas merecen espacios seguros, amorosos y protectores.
Recordó que la prevención contra la violencia sexual empieza en casa, en la escuela, en el barrio. También empieza cuando cada uno de nosotros decide mirar con atención, escuchar con empatía y actuar con valentía: se observa, escucha y actúa, en protección de nuestra niñez y adolescencia.
Protegerlos no es solo un deber, es un acto de amor, que nunca falte nuestra voz cuando ellos más la necesitan. Señalaron en el Día Nacional contra la violencia sexual hacia niñas, niños y adolescentes en el Perú.
Oficialmente, cada 19 de noviembre, en el Perú, se conmemora el Día Nacional de la eliminación de la Violencia Sexual contra niñas, niños y adolescentes. Este día adquiere una importancia crucial al ser testigos de que la violencia sexual es el tipo de violencia con mayor aumento en los últimos años.
En el Perú, las víctimas de violencia sexual son sobre todo niñas y adolescentes entre 12 y 17 años. Este tipo de violencia —entre violación sexual, hostigamiento sexual, tocamientos indebidos, actos de connotación sexual o violencia a través de medios tecnológicos— suele ocurrir en los entornos más cercanos, muchas veces dentro del ámbito familiar o comunitario. Esta realidad se suma a otras formas de violencia basada en género que afectan de manera desproporcionada a niñas y adolescentes.
En lo que va del año, los servicios especializados del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) han registrado y atendido más de 16,000 casos de niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual, y más de 6,000 niñas y adolescentes que han sufrido violación.
IMPACTO DE LA VIOLENCIA SEXUAL EN LA VIDA DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES
Las consecuencias de la violencia sexual en la niñez tienen un impacto devastador en su salud, afectando su desarrollo social, emocional y cognitivo, marcándolas de por vida. Las secuelas pueden manifestarse de diversas formas, desde el abandono escolar hasta la dificultad para acceder a empleo digno, resultando en condiciones de exclusión y pobreza que pueden perpetuarse en generaciones futuras.
Además, las complicaciones derivadas de la violencia sexual, como embarazos no deseados en niñas y adolescentes y abortos inseguros, pueden llevar a consecuencias trágicas, incluida la muerte o el deterioro de la salud física y mental con lesiones autoinfligidas. Estos embarazos forzados representan una grave vulneración a la autonomía corporal y a los derechos sexuales y reproductivos de niñas y adolescentes.
PASOS HACIA ADELANTE: PROHIBICIÓN DEL MATRIMONIO INFANTIL EN EL PERÚ
El pasado 2 de noviembre, el Congreso de la República dio un paso crucial al aprobar una ley que prohíbe el matrimonio de menores en el Perú, poniendo fin a una práctica nociva que vulnera la autonomía corporal de las niñas y adolescentes. Esta ley representa un paso importante en la defensa de los derechos de las niñas, brindándoles la oportunidad de alcanzar su máximo potencial y de vivir en entornos seguros, libres de violencia, protegiéndolas de violaciones y de embarazos forzados.
La ley aprobada prohíbe expresamente que menores de 18 años puedan contraer matrimonio, cerrando así la puerta de forma definitiva a una interpretación legal que —en la práctica— lo que hacía era encubrir casos de violencia contra menores, sobre todo niñas.
ERRADICAR LA VIOLENCIA INFANTIL PARA QUE NADIE SE QUEDE ATRÁS
Las niñas y adolescentes representan un gran potencial para acelerar la ruta hacia el desarrollo de sus comunidades y países. Fortalecer al sistema y a las y los operadores de justicia para salvaguardar la integridad y reparar el daño de niñas y mujeres antes situaciones de violencia y abuso sexual es urgente. Incrementar y enfocar las inversiones en este ámbito contribuirá al bienestar de las adolescentes, sus derechos a la educación, la salud, la igualdad de oportunidades y la protección contra prácticas nocivas como la violencia sexual.
La prevención también exige avanzar en educación sexual integral adecuada a la edad, fortalecer los servicios de salud sexual y reproductiva para adolescentes, y consolidar mecanismos de denuncia y atención que sean accesibles, seguros y libres de estigmas para niñas, niños y sus familias.





