- Testimonio revela que tendría que avisarse con prudente anticipación el cambio de horarios.

Lo ocurrido el martes en la 22.a audiencia de la segunda querella por supuesta difamación agravada que enfrenta un periodista en Iquitos desde hace 15 meses, revela situaciones que deben modificarse en bien de los justiciables. En el caso en referencia en la primera querella fue declarado inocente de los mismos cargos que enfrenta nuevamente. Siendo un proceso del sistema.
Pero, lo incomodo viene en cuanto a la realización de la audiencia que fue convocada por el juez, Jhovany Vásquez Huamán, para las 4:35 de la tarde. Sin embargo, el juez se presentó a las 4:57, y apenas terminó de recibir la identificación de los presentes anunció que, debido a su sobrecargada agenda judicial, suspendía la audiencia para reanudarla a las 7:20 de la noche.
Luego de la larga espera, el interesado decidió contactarse con el juzgado diez minutos antes de la hora, es decir, a las 7 y 10. Sorpresivamente, sin previo aviso, el juez estaba reiniciando la audiencia, solo para anunciar que la posponía para pasado mañana, jueves 9 a partir de las 6:20 de la tarde.
“Esa postergación bien podía haberla anunciado tres horas antes, y evitado hacernos perder tres horas de inútil espera”, expresó uno de los afectados.
“En esta audiencia le correspondía a mi abogado presentar y sustentar nuevas pruebas para demostrar mi inocencia, lo que tendrá que hacer el jueves. Teniendo en cuenta que a cada audiencia el juez le dedica solo 10 minutos (la mayoría de veces menos tiempo, y solo en tres oportunidades la dedicó 20 minutos), cada 15 días en promedio, esta querella, que se inició el 12 de septiembre de 2023, nadie sabe cuándo va a terminar.
Lástima que no tengamos a quién recurrir para acelerar este proceso en el que, estoy seguro, volveré a ser declarado inocente, pues estamos volviendo a demostrar que todo lo afirmado en mi publicación del 19 de marzo del 2022, cuando denuncié la destrucción de la Casa japonesa, una emblemática casona construida por científicos japoneses en la Reserva Nacional Pacaya Samiria, en medio de la Amazonía loretana, ha sido demostrado en los hechos, como lo confirmó la Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Loreto, en una histórica sentencia con la que puso fin a la primera querella”.





