René Manuyama (Corresponsal de Requena).- La situación sigue igual, o tal vez peor. Nos referimos al caso del transporte de gasolina de manera ilegal en motonaves que van de Iquitos a Requena y no cumplen con los requisitos mínimos ni las condiciones requeridas, poniendo en alto riesgo la vida y la salud de las personas.
Estas embaraciones que conducen cientos de pasajeros por viaje, no tienen autorización de Capitanía de Puerto ni de OSINERGMIN para transportar gasolina, las disposiciones y órdenes de las autoridades no están cumpliendo los encargados de las naves. Tenemos entendido que el transporte se debe hacer en tanques o en cilindros para ser embarcados o transportados en una lancha de fierro autorizada por las instituciones correspondientes. Pero la cosa no es así. Parece que los guardacostas desconocen lo que en verdad está sucediendo. Amparándome en el beneficio de la presunción digo, podría ser que algunos guardacostas se hacen de la vista gorda o, podría ser -como dice un transportista formal- que la coima funciona a la perfección.
Veamos lo que nos ha confiado un trabajador de una de las motonaves que no quiso dar su nombre debido -nos dice- a que le podrían botar de su trabajo. «Hay gente de Requena que va a un grifo y compra su gasolina en timbos y damajuanas. Un día antes del zarpe, estos señores en un bote motor, a eso de las 6 de la tarde por detrás de la lancha embarcan toda esa gasolina. Le meten y le esconden en la sala de máquina, ahí hay una fuerte intensidad de calentura, hay peligro de que este combustible explosione. A la sala de máquina sólo entra el motorista. A ese lugar no puede entrar ni el personal de la Marina, es una zona privada. Cuando hay demasiadas damajuanas le camuflan dentro de los cajones vacíos que usan los pescadores. Dentro de las bodegas también lo meten, ahí le cubren con algunas cargas menos pesada. El dueño de la lancha llega al momento del zarpe y no se da cuenta de lo que está pasando en su lancha».
¿Los guardacostas y la fiscalía no actúan?
Actúan, pero sólo cuando hay denuncias. Por ejemplo, los guardacostas entran a la lancha y preguntan qué hay en los bidones, los encargados les engañan diciéndoles que los bidones contienen petróleo, y eso no es así. En realidad lo que hay es gasolina.
Pensamos que para el bienestar de todos, los operativos que hacen los guardacostas deben ser más eficientes. Por ejemplo, el servicio de inteligencia de la Marina de Guerra podría hacer sus vigilancias con personal vestido de civil. No esperar denuncias para recién actuar. No esperar que suceda un siniestro o muertes para que las autoridades a quienes compete este trabajo de supervisión y vigilancia, recién averigüe dónde estuvo escondido el combustible o quién es el propietario. Es evidente la falta de control del transporte de combustible, sobre todo en nuestra región