MISCELANEAS DEL VIERNES.

LA IMPORTANCIA DE LOS CONSEJOS DE FACULTAD EN EL DESARROLLO DEMOCRÁTICO DE LAS UNIVERSIDADES.

La Universidad Nacional de la Amazonía Peruana, mi alma máter,  empezó  a funcionar en 1961,  si es que me acuerdo bien, con las  facultades de Agronomía y  de Educación. Los jóvenes de aquellas épocas, estudiantes de secundaria egresados y algunos por culminar, sin recursos económicos suficientes para viajar a otros lares para estudiar una carrera universitaria, nos entusiasmamos con el funcionamiento de la UNAP. Con los pocos recursos que daban los centralistas, esta institución de educación superior fue creciendo no sólo en alumnado, sino en docentes, en administrativos y en egresados.

 

En sus inicios, como toda institución que nace aprendió a caminar tropezándose,  en una serie de normas legales confusas y las facultades que se iban creando no tenían un gran peso en la posibilidad de intervenir en el cogobierno universitario de manera formal. Incluso mucho tiempo las facultades se llamaron programas (programa de ciencias biológicas, etc.).

 

Desde hace más de dos décadas y con ley universitaria, que por supuesto falta perfeccionarla, las elecciones se llevan a cabo cada cierto tiempo,  no sólo para seleccionar a los rectores y decanos, sino a otros estamentos como los consejos de facultad de Agronomía, de Ciencias Biológicas, de Medicina, etc.,  en la que intervienen en justas democráticas alumnos, docentes, y egresados.

 

Los consejos de facultad son de  gran importancia para el crecimiento democrático de las facultades de nuestra querida UNAP y en el caso de la Facultad de Agronomía, una de las más antiguas de esta alma máter, se ha seleccionado al Ing. Omar Arévalo, como miembro de este principal estamento agronómico para el período 2010-2011.  Elegir un buen elemento en el consejo de facultad, en este caso de agronomía, es de vital importancia para equilibrar y crecer en el tiempo como palanca de desarrollo de la sociedad amazónica al cual se debe la Universidad. Y, en ese sentido, el Ingeniero Omar Arévalo que pertenece y representa  a una generación de  jóvenes proactivos, con mística de trabajo, con meritocracia académica y  técnica, como Allan Dantas, John Soregui, Sarita Montreuil, Wálter Vásquez, entre otros, que incluso se encuentran triunfando laboralmente en otros lugares (la memoria no da para recordar tanto chico bueno), que necesitan la oportunidad para hacer la revolución cultural que necesitamos en nuestra región, ha cumplido a satisfacción lo prometido en su campaña: para mejorar la estructura curricular ha programado y desarrollado cursos de actualización, ha promovido la capacitación entre egresados y alumnos en cuestiones de liderazgo, ha despertado el lema griego: mente en sana en cuerpo sano, promoviendo la práctica del deporte. Omar, o el matador como le conocen sus amigos generacionales,  viene trabajando desde hace años, incluso como estudiante en proyectos proactivos de artesanía y recuperación de la sabiduría tradicional de los amazónicos en una organización creada por su papá, don Eduardo Arévalo, es decir, teoría y práctica, de la misma manera que sus compañeros generacionales nombrados y los que se encuentran en algún rincón de mi memoria. Otra cosa  importante de su actividad como miembro del consejo de facultad  es que se  ha relacionado con instituciones y personas de gran nombre nacional e internacional como el señor Guillermo Willard que ha permitido crear una red social, para estar contactados  con el mundo laboral y académico de esta nueva era del conocimiento de  la humanidad. Esperamos que todo lo realizado por el señor Arévalo y su equipo de jóvenes generacionales de gran mérito, tomen la posta que ya tienen que dejar los viejitos, haya sembrado los pilares para que el próximo consejo de facultad de agronomía siga contribuyendo con mejorar el nivel académico y técnico de la UNAP, nuestra querida alma máter.

 

RECUERDOS DEL FUTURO: «MAMÁ, NO TENEMOS QUE COMER», GRITA UN ADOLESCENTE EN SU CASA DE BELÉN. «MATA EL LORO Y FRÍELO» CONTESTA LA MAMÁ. «NO HAY ACEITE» CONTESTA EL MUCHACHÓN. «HAZ UNA SOPA, UN SANCOCHADO», CONTESTA LA MAMÁ. «NO HAY  AGUA NI GAS, NO HAY QUEROSENE, NO HAY LEÑA», CONTESTA EL MUCHACHO. «ELECTROCÚTALO», DICE LA MAMÁ. «NO HAY CORRIENTE ELÉCTRICA», CONTESTA EL JOVEN HAMBRIENTO. DE ARRIBA, PARADO EN UNO DE LAS VIGAS DEL TAMBO  SE ESCUCHA ELGRITO DEL LORO: ¡VIVA EL COMANDANTE PRESIDENTE!» Por el bien de todos los peruanos esperamos que este recuerdo del futuro no se haga realidad. Por el bien de todos los peruanos, los loretanos esperamos que el futuro presidente, cualquiera que sea, se porte como un verdadero LULA, un obrero, sindicalista, un hombre que pensó en su pueblo antes que en él. Un presidente que luchó contra la corrupción hasta de sus propios partidarios y distribuyó mejor las ganancias.   Riquezas para explotar nos sobran, calidad humana y mérito  nos sobra en la Amazonía y en el Perú, lo que falta es alguien que cumpla con su promesa de justicia social y ambiental. De lo contrario ya no gritarán alegremente  los loros (con perdón de los pajarólocos),  sino los boquichicos y motelos.