Matrimonio Gay Made in USA

Por: Por: Adolfo Ramírez del Aguila.   arda1982@yahoo.es

Un juez ultraconservador católico dio el voto decisivo para su aprobación:jueces USA

Los fundamentalistas católicos y protestantes de la sociedad norteamericana, no lo pueden creer. La Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos de Norteamérica, acaba de legalizar el matrimonio homosexual en todos sus 50 estados federales. Massachusetts fue el primero que dio este paso en el año 2004, y desde ese entonces, progresivamente los demás estados se fueron adhiriendo a la aprobación de este derecho constitucional. Quedaban 17 que se resistían a aceptar esta decisión, hasta que finalmente, el pasado viernes 26 de junio, la Corte Suprema USA -una especie de Tribunal Constitucional en el Perú-  generalizó la legalidad del matrimonio gay en todo el país.
La decisión de esta Corte, catalogada por los medios de comunicación como “la victoria de la igualdad” o “la primacía de la ley sobre las creencias religiosas”, es un asunto que empieza a inquietar a la opinión pública mundial, sobre los derechos de los ciudadanos discriminados por su opción sexual diferente. Y como los peruanos somos muy sensibles a las modas y decisiones que exporta un país extranjero, más de un candidato presidencial en carrera, empieza a preparar su discurso electoral, ofreciendo la inmediata aprobación de esta propuesta de Ley (La ley Bruce) que en nuestro caso, fuera archivado por los congresistas de la era Humala.
El presidente de EE.UU Barack Obama y hasta el mismísimo  secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, saludaron positivamente este fallo como un paso que fortalecerá la dignidad de las parejas homosexuales y como una decisión histórica en el progreso de los derechos humanos en Estados Unidos. La Comunidad Gay norteamericana y mundial,  celebraron naturalmente esta decisión legal que les favorece.   Los únicos “aguafiestas” por así decirlo, fueron los líderes religiosos católicos y protestantes, como el Arzobispo del Estado Federal de Filadelfia, Charles Chaput, que sentenció apocalípticamente: “La sorpresa llegará cuando las personas empiecen a experimentar el impacto de esta decisión en la sociedad de hoy”.
Como la información de cualquier punto del planeta llega con un click, naturalmente, nuestros jerarcas católicos peruanos ya dieron su opinión en contra de esta decisión. Los que vivimos en la selva, pertenecemos también a esta aldea informativa global, y nos imaginamos que los medios locales buscaran entrevistar a nuestros líderes religiosos para sondear sus reacciones. Nuestro siempre polémico cardenal peruano Juan Luis Cipriani, calificó de trágica, penosa y grave la sentencia de la Corte Suprema de Estados Unidos.
Pero lo que tiene desconcertado al mundo religioso norteamericano, es que esta decisión legal se dio en una Corte con mayoría católica. ¿Qué es lo que pudo haber pasado para que cambien de parecer y se dé una aprobación con votos ajustados? Es la pregunta del millón de dólares que se hace la sociedad estadounidense. Según la investigación opinada del periodista Carlos Chirinos de la BBC Mundo, cuando se votaba para aprobar o rechazar esta demanda, se sabía que en la Corte Suprema de 9 miembros -6 son jueces católicos ultraconservadores, 1 católico y 3 judíos liberales-  había una mayoría católica de 6 a 4 para garantizar el resguardo de la ética cristiana en asuntos tan controversiales como el homosexualismo. Sin embargo, uno de ellos de claro perfil conservador, Anthony Kennedy, hizo inclinar la balanza a favor de los derechos homosexuales  con 5 votos a favor y 4 en contra.
La conclusión al que arriba este periodista de la BBC, es que, en los jueces supremos primó su formación legal actualizada antes que sus creencias religiosas. Totalmente de acuerdo con el periodista Chirinos. Desde hace más de dos años que escribo como columnista invitado en este diario, vengo sustentando un punto de vista a favor de los derechos homosexuales, y eso que soy católico y heterosexual. En los países democráticos, como en el Perú, nos regimos por una Constitución Política y no por las leyes mosaicas del Levítico o de ciertas exhortaciones puritanas de las Cartas de Pablo. Somos un país laico y no confesional, por lo tanto, libres de tomar nuestras propias decisiones ciudadanas sin intromisión de ningún tipo. Si el Congreso o nuestros tribunales supremos tomaran la decisión de actualizar las leyes, es una decisión respetable y autónoma, así se opongan los jerarcas de cualquier religión.
Por estas posiciones que vengo planteando, contrarias a lo que van a declarar seguramente los líderes religiosos de mi Iglesia, la Católica, es que muchos de mis amigos curas y monjas me dicen, algunos con amabilidad otros con violencia, que no debería escribir en ese tono sobre estos asuntos, porque doy la impresión que estoy en contra de lo que enseña la santa madre Iglesia y que mi punto de vista no es la oficial. Correcto, estoy de acuerdo, no es la posición oficial de la iglesia, eso lo da mi obispo, es cierto; pero eso no quita que pueda tener la libertad de hacer mi propia interpretación de los acontecimientos e iluminarla con la doctrina católica que he aprendido para poder asumir un compromiso de fe.
Volviendo a la decisión de la Corte con miembros católicos, ojalá que la Iglesia norteamericana no tenga la tentación de expulsar a estos laicos profesionales creyentes, que han actuado según su conciencia, y  han logrado leer los signos de los tiempos, sensibilizándose hacia la cruda realidad de los grupos marginales. Ya es tiempo de que nuestra Iglesia, en especial su jerarquía, deje de hacer lobby en los aparatos estatales para imponer sus creencias al puro estilo del Estado Islámico. Es tiempo de respetar los derechos de todos, para aprender a vivir en un mundo que ya no es medieval, sino moderno y pluri-diverso en todo, hasta en sus opciones sexuales. El papa Francisco estará visitando a Estados Unidos en setiembre de este año y hay mucha expectativa por escuchar su voz de pastor franco y sincero.
Seguramente en nuestro país, volveremos al debate sobre la viabilidad de la Ley Bruce, porque estamos ya en tiempos electorales. El próximo Congreso, junto al nuevo gobierno a partir de julio del 2016, tengámoslo por seguro, pondrá nuevamente en agenda el debate sobre la viabilidad o no de la Unión Civil Homosexual (que ni siquiera es un matrimonio). Entonces, los peruanos creyentes y no creyentes, tendremos la oportunidad de demostrar nuestro gran espíritu de apertura a las nuevas exigencias que nos plantea el mundo de hoy, haciendo prevalecer nuestros sueños del país que queremos hacia el bicentenario, y no nuestras mezquindades y miopías religiosas ancladas en un pasado dogmatizado. ¡Que Dios nos ayude en este proyecto de un Perú tolerante! Amén.