MAS DE 350 MUERTOS…….TODO POR UN GOL ANULADO

24 de Mayo de 1,964. Tarde trágica en el estadio nacional. Partido entre Perú y Argentina  por las eliminatorias a las Olimpiadas de Tokio, costó la vida de más de 350 aficionados, ocasionó la mayor tragedia en el fútbol peruano y del mundo. Muchísimos hogares perdieron a sus seres queridos, que todos los años los recuerdan pidiendo justicia que jamás llegó. Todo por un gol anulado por el árbitro uruguayo Ángel Eduardo Pazos.

Faltaban 10 minutos para terminar el partido. El centro delantero de la selección nacional  juvenil «Kilo» Lobatón puso la plancha  dentro del área, cuando un defensa argentino despejaba el balón. La pelota hizo impacto en el botín de «Kilo» y se metió al marco defendido por Mario Agustín Cejas. Explosión de alegría en las tribunas donde estaban 47,157 hinchas. El árbitro  anula el tanto, para muchos bien anulado. Vino el desconcierto. Aparece un fanático conocido como  «El Negro Bomba» (albañil de profesión), enardecido, cargado y cegado por la ira y seguramente con sus «chelas» encima, saltó a la cancha y como una fiera  fue en busca del árbitro para hacerse justicia por sus medios. Un custodio del orden lo jaló y derribó al gras, el perro que tenía cerca se le fue encima arrancándole el pellejo a mordiscos. Allí en las tribunas rompieron en cólera, desatándose la hecatombe.

La policía se veía impotente controlar el momento y cuando la turba amenazaba invadir el campo de juego, el comandante Azambuja ordenó a su destacamento que lanzaran bombas lacrimógenas a las graderías. El estallido hizo que lo aficionados corrieran hacia las puertas  de salida que estaban cerradas. Allí encontraron la muerte, pisoteados, aplastados y asfixiados contra las rejas.

El árbitro Pazos seguía de cerca las jugadas y no dudó en sancionar  el planchón  de «Kilo» Lobatón, sin saber que en ese instante su pitazo era el timbre de alarma de la muerte…..Al retornar a su país, se enteró  de la magnitud de la tragedia y se refugió en un convento.

El popular deporte se vistió de luto. Lima era un caos. El Comité Nacional de Deportes ordenó cerrar el estadio y reducir el aforo a 42 mil  personas. Hoy recordamos esta tragedia, con la esperanza de que nunca más se vuelva a repetir esta clase de hechos…….Depende de todos nosotros.

HACIENDO  DEPORTE… TAMBIÉN  SE  HACE  PATRIA.

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