- El Obispo Miguel Olaortúa, habló sobre la vocación que debe imperar en todo docente.
Tal como estaba programado, ayer al empezar la mañana se desarrolló en la Iglesia Matriz, la acostumbrada misa por el día del maestro. Desde temprano los docentes, así como los principales dirigentes del Sutep, estuvieron en las bancas de la iglesia esperando escuchar la palabra del monseñor Miguel Olaortúa.
Sin embargo, la banca especialmente guardada para las autoridades, se mostró prácticamente vacía, únicamente ocupó espacio un hijo de la calle. Un hombre desaliñado pero que seguramente le hacía falta escuchar infinitamente el mensaje del Señor.
Los acompañamientos musicales alegraron y fortalecieron el corazón de todos los presentes, mucho más cuando se entonaba la música del himno al maestro. Hombres y mujeres de Loreto cuya tarea es formar a las nuevas generaciones, se dieron un espacio para desde muy temprano celebrar su día, escuchando primero la palabra de Dios. Al ingreso el Vicariato les obsequiaba un cancionero y un bonito lapicero.
El monseñor Miguel Olaortúa les habló de la importancia vital que tienen los docentes en la formación de los niños y los jóvenes, agregando que él no veía bien el asunto de los paros, las huelgas, salvo cuando ya se hacen absolutamente necesarias al sentir que están vulnerando sus derechos.
Sobre todo, les habló que cada docente debe desarrollar su trabajo con profunda vocación porque de nada sirve tener una misión si ésta no se hace con vocación profunda, con mística, con entrega, con amor.
Una vez concluida la misa, varios profesores y dirigentes se dirigieron hasta la Casa del Maestro, donde ya se hacían las últimas coordinaciones para la sesión solemne donde se reconocieron a dos importantes docentes.