Leyes, Normas u Ordenanzas que no se cumplen…

Recientemente las municipalidad de Maynas emitió sendas normativas para que la ciudadanía las ponga en práctica; por un lado para preservar la vida y la integridad física de las personas, anunció el uso del casco de forma obligatoria, so pena de ser sancionados con multas arriba de los 200 soles, con lo cual muchas personas que siempre están para acatar los reglamentos se agenciaron de los llamados cascos a precios que variaron según los gustos y los vividores que empezaron  a hacer su agosto en otros meses; y, de repente la ciudad y sus calles se vieron transitadas  por vehículos cuyos conductores reflejaban una policromía especial en cada una de sus cabezas, donde cada quien quería demostrar u ostentar el mejor y más vistoso casco jamás visto.

 

Pero pasadas algunas semanas, toda esa ilusión de cumplimiento del uso del caso se fue diluyendo hasta que por estos días ya prácticamente nadie o muy pocas personas la usan. Es decir, todo ha ido quedando en la nada y, para variar, a modo de justificación de su desidia, la misma municipalidad o alguno de sus funcionarios  ha salido a manifestar que esa función le corresponde sólo a la policía nacional.

 

Por otro lado, se dio una norma para embanderar la ciudad con motivo de un aniversario más de Iquitos como puerto fluvial del Atlántico, so  pena de ser también multados por no poner la bandera en el frontis de las casas iquiteñas. Nuevamente se pudo observar que a la mayoría, por no decir a toda la población, nada le interesó cumplir con esta norma, con excepción de algunas casas del centro de las principales calles de la ciudad, especialmente las casas comerciales, quizá por el prurito de ser considerados como fieles cumplidores del sentido de identidad con su pueblo, pero más parece que lo hicieran por razones económicas para no pagar la respectiva multa que, dicho sea de paso, no es la primera vez, ni la única autoridad municipal que ha tratado de impresionar aparentando ser más papista que el  Papa,  pues muchas han tratado de implantar este artilugio que sí se daba y se cumplía a cabalidad hasta los dos tercios del siglo pasado, donde los habitantes sí compartían en sendas ceremonias culturales, artísticas y deportivas luciendo  sus mejores trajes en las fiestas centrales.

 

Por hoy  a nadie le interesa y las programaciones sólo han servido para pavonearse al son de música estridente y tragos al  por mayor. Pero hasta la fecha y desde anteriores gestiones no se conoce nada de las multas y los montos que haya recaudado la municipalidad por esta norma patriotera que no inspira a nadie sentirse identificado con su pueblo y menos con su autoridad.