Leoncio Prado, Héroe de Leyenda en la Guerra con Chile

Escribe: Ing. César Calderón Vela
Reg. CIP N° 32486

 

 

Leoncio Prado nace en Huánuco el 26 de agosto de 1853, hijo natural (fuera de matrimonio) de Don Mariano Ignacio Prado Ochoa quien fue presidente del Perú en dos oportunidades, 1865-1868 y 1876-1879, y su madre Doña Mariana Avelina Gutiérrez. Prado supo brillar con luz propia a pesar de ser hijo de militar, su corta vida fluyo con la rapidez del rayo. A los 12 años ya era cabo en el Regimiento de Lanceros de la Unión. A los 13 años deja el colegio para combatir a los españoles en el combate de Abtao. Luego participa en el combate del 2 de Mayo de 1866. Téngase en cuenta que su padre era comandante y jefe de la brigada «Lanceros de la Unión» quien ordenó al sargento de turno, se le instruya con todo el rigor militar. A los 14 años es designado a ir a una expedición naval para encontrar nuevas rutas hacia la selva, por Huánuco, Pasco, Pucallpa e Iquitos, donde se pierde en plena selva de Pozuzo (Departamento de Pasco), siendo encontrado por el sabio italiano Antonio Raimondi en 1870, en 1871 se va a estudiar a Estados Unidos Ingeniería en la Academia Militar de Richmond. En 1876 (23 años) captura un barco español e iza la bandera cubana exigiendo la independencia de la isla, es allí donde recibe el grado de coronel (Precursor de la Independencia de Cuba). Incansable, intenta una expedición libertadora para arrojar a los españoles de Filipinas, pero el proyecto es abortado por la participación de oficiales ingleses.
El 10 de julio de 1883 en la batalla de Huamachuco los breñeros sufren su peor derrota. Algunas fuentes calculan en mil los muertos y heridos. El general Cáceres logra huir para conformar el ejército de la resistencia peruana pero el coronel Leoncio Prado, herido gravemente en la pierna, producto de una granada, fue capturado por los chilenos Lo que se sabe de Leoncio Prado, tanto en su apresamiento en Tarata como en sus últimos dos días de su vida y en su fusilamiento, es por fuentes chilenas. El mayor Aníbal Fuenzalida contó al historiador Nicanor Molinare su impresión sobre Leoncio Prado, así: Era de mediana estatura, delgado, color moreno, ojos grises, cabellos negros, con un conocimiento fluido del inglés, francés y portugués, y por lo tanto versado de su cultura general, se ganó la simpatía de muchas damas chilenas (San Bernardo Sur de Santiago) que abogaban por él mientras estuvo preso provocando celos y furias entre la oficialidad chilena donde fue liberado en 1881.
«Era un hombre tan simpático, tan ilustrado y atrayente (agrego Fuenzalida oficial chileno), encantaba conversar con él; de todo sabía; con él se hablaba con conocimiento de la artillería y su calidad, la táctica de la guerra a fondo porque era un hombre instruido, de estudio y muy sabido. Por su parte, el capitán chileno Rafael Benavente hizo el relato de los momentos antes de su fusilamiento de Prado.; «Leoncio Prado solicitó una taza de café». Cuando entraron dos soldados pidió que aumentaran su número para que dos le tirasen a la cabeza y dos al corazón, y agrego que podían hacer fuego cuando hiciera una señal con la cuchara y pegase tres golpes en el «cachuchito» de lata donde había estado comiendo. Murió cuando apenas contaba con sus 29 años, se le conoció como «Pradito» por ser hijo del presidente, fue un brillante marino en sus inicios como militar. Espero que este artículo contribuya en reconocer a un héroe de leyenda idealista y patriota, amó al Perú en todo sus ángulos ofreciendo su vida, ante el invasor, fue un hombre digno de recordarle a diferencia de su padre que dejó una sombra oscura como gobernante del Perú al retirarse del país en plena guerra con Chile, y lo más indignante llevándose entre sus valijas el dinero y las joyas valorizado en 360,000 libras esterlinas, producto de la colecta nacional para adquirir armamento y naves en Francia, que nunca llegaron. (Faenón del Pacífico)