LECHE MATERNA: NO TAN SEGURA

Por: José Álvarez Alonso

 

No, no estoy haciendo campaña a favor de las fórmulas lácteas para niños, y estoy a favor de las campañas en favor de la lactancia materna. Sin embargo, no todo está bien con la leche materna de acuerdo con recientes evidencias, como ha dado a conocer una madre norteamericana, Florence Williams, en varios libros y artículos que han conmovido al país. Cuando estaba embarazada de su segundo hijo, Florence leyó algo sobre toxinas en la leche materna, y decidió analizar la suya: los resultados demostraron que esta contenía cantidades de pesticidas, dioxinas, componentes de combustibles y de retardantes de fuego, entre otras substancias tóxicas.

La respuesta a la pregunta de cómo llegaron a la leche materna estas toxinas está en la fisiología de los senos, que funcionan casi como esponjas, y absorben algunos químicos, especialmente los que tienen afinidad por las grasas. Lamentablemente, también los traspasan fácilmente a los lactantes a través de la leche. El riesgo no es sólo para los bebés, como vamos a ver.

En su último libro, «Senos: una historia natural y antinatural», la señora Williams analiza las posibles razones de por qué los senos femeninos son cada vez más grandes y se desarrollan más temprano en las niñas, y por qué en las últimas décadas sean  incrementado tanto las tasas de cáncer de seno (el órgano que más cáncer sufre junto con la piel). Según todas las evidencias, estos fenómenos tendrían mucho que ver con las substancias químicas ‘modernas’ que ingresan al organismo en sociedades occidentales.

La mayoría de las toxinas provienen de los materiales y equipos que usamos cotidianamente, y algunos componentes de los alimentos: por ejemplo, los retardantes de fuego que aparecen a niveles tan altos en la leche materna son usados habitualmente para cubrir electrodomésticos y muebles, como método de prevenir incendios. Estos retardantes, junto con otros químicos, interactúan con ciertas hormonas e incluso llegan a imitarlas, alterando los ciclos hormonales normales.

Por ejemplo, un aditivo común en los plásticos de botellas y bolsas, llamado BPA, actúa de forma muy similar al estrógeno (una hormona sexual), y provoca la alteración de las glándulas mamarias en animales, y puede estar vinculado con el cáncer y otros problemas reproductivos en humanos. Algo a tener muy en cuenta por mujeres embarazadas o que están dando de lactar a sus hijos (a las que Williams, por cierto, recomienda no consumir alimentos envasados o envueltos en plástico).

Pero los problemas hormonales no se limitan a las niñas: también en los niños se han incrementado en las últimas décadas los defectos en los genitales, y el fenómeno del incremento en los tejidos del pecho.  Hace un tiempo Evo Morales hizo reír a millones con su afirmación de que el consumo de pollos de granja causaba homosexualidad. Escuchó campanas aunque no sabía dónde; aunque su afirmación no es cierta, sí tiene ciertas reminiscencias en el pasado reciente: en los años 50 y 60 a los pollos machos de Europa y EE.UU. se les inyectaba hormonas femeninas en el cuello para acelerar el engorde (las gallinas hembra solamente se utilizaban para producir huevos); esto producía en los pollos un proceso similar a la castración, y así engordaban mucho más en poco tiempo.

Al consumir cuellos de pollo con hormonas, algunas personas (especialmente niños que consumían mucho pollo en los centros escolares) experimentaron ginecomastia, o lo que es lo mismo, agrandamiento de las glándulas mamarias, de aquí la leyenda de que el excesivo consumo pollo de granja hace crecer el busto y provoca homosexualidad. Aunque se dice que hoy ya no se usan hormonas para engordar pollos, porque son muy caras, nunca se sabe…

Cada vez hay más evidencias de los efectos negativos que producen en los humanos muchas substancias químicas usadas en las sociedades modernas y comunes en el ambiente -especialmente en zonas urbanas- las que terminan pasando a los lactantes a través de la leche materna. Algunas de estas substancias, como los metales pesados, son bioacumulables -se eliminan muy difícilmente y se acumulan a lo largo de toda la vida- y sumamente tóxicas a partir de ciertos niveles. Algunas substancias son cancerígenas o causantes de malformaciones congénitas en los fetos. Otras alteran el funcionamiento del sistema endocrino y el equilibrio hormonal, como se ha explicado más arriba. Las evidencias científicas son apabullantes (pueden ser revisadas en http://flcv.com/endocrin.html).

En las ciudades amazónicas como Iquitos, donde los vehículos queman gasolina de bajo octanaje y alto contenido de plomo, y donde la basura urbana, incluyendo millones de bolsas plásticas y otros desechos urbanos con componentes químicos tóxicos, son arrojados a basureros o a los ríos sin tratamiento alguno, es muy alto el riesgo de que sus toxinas vuelvan a ingresar al organismo y estén afectando la salud de nuestros niños. No conozco de estudios sobre la presencia y efectos de estos tóxicos en poblaciones amazónicas (aunque sí hay evidencias de contaminación con metales pesados en peces y humanos en algunas cuencas), y sería muy recomendable que se hagan para tomar las medidas correctivas y preventivas. Las futuras generaciones nos lo agradecerán.

Un comentario sobre “LECHE MATERNA: NO TAN SEGURA

  1. No me parece bien que se diga que la leche materna no es segura… por que mejor no se hace un articulo sobre las toxinas que se generan en los alimentos por malas practicas agricolas, pecuarias, manipulación…. que llegan a nuestro cuerpo y no sólo se alojan los senos sino que invaden nuestro organismo…. por que no se habla de las dioxinas que estan presentes en todos los alimentos que han sido cocidos a la parrilla o a la brasa y que tambien se generan cuando nuestros paisanos queman cualquier materia orgánica…. si queremos prevenir debemos enfocarnos en como llegan en esos compuestos a nuestro cuerpo y evitar el consumo de estos alimentos, un niño puede adquirir estas toxinas no sólo de la leche materna sino de cualquier alimento que no haya sido manejado adecuadamente, el escritor de esta columna debería darse un paseo por las pollerías en la quincena o fin de mes y va a ver la cantidad de personas que optan por este tipo de alimento o tan solamente cuente el número de parrilladas que se organizan un fin de semana …. A mi parecer usted si esta de acuerdo con los formulas lacteas……

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