Cuando surge un proyecto vial y este alcanza su culminación llevando mejor conectividad y calidad de vida a quienes viven en la jurisdicción del mismo, empiezan las invasiones de los traficantes de terrenos, destruyendo lo que haya en su interior, y sin importarles que tengan título de propiedad.
La dictadura delincuencial de los que propician las invasiones y de quienes se prestan a participar de las mismas, hasta exponiendo a niños y ancianos, es una actividad ilícita que debe ser frenada. Sigue latente. Y se manifiesta cuando mejoran las vías como ha sucedido tras la construcción de la pista de la carretera a Santa Clara.
Lo que no deja de sorprender es cómo vecinos, ciudadanos ajenos a temas de investigación policial pueden estar enterados cuando se empiezan a organizar invasiones para tal o cuáles sectores. Podrían ser, con las reservas del caso, buenos informantes para desmantelar las bandas locales que propician las invasiones. Pero, esto sucede en muy pocos casos, generalmente los invasores comenten atropellos, pisoteando la ley de la propiedad privada.
Estos actos ilegales de las invasiones además de perjudicar a los propietarios, también alteran la tranquilidad en los sectores donde planean realizarlo. Y como se conoce usan de escudos humanos a menores de edad y adultos mayores. Se espera que la inteligencia policial los detecte antes, así como que se desmantelen estas bandas y reciban las sanciones penales que correspondan.
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