POR: JUAN SOREGUI VARGAS.
De acuerdo a nuestra vivencia, en la época en que impulsamos la promoción de la piscicultura en la región, finales de los años 70 e inicios de los 80, recorrimos con el biólogo James Beuzeville y el grupo de jóvenes captados y entrenados para este programa de desarrollo sostenible, casi todas las cuencas hidrográficas de esta parte de la Amazonía peruana. Conversábamos con moradores de diferentes comunidades, les explicábamos los beneficios de tener una piscigranja comunal o familiar y luego de la aceptación o de la consulta popular se iniciaban los trabajos de construcción del estanque, para lo que el profesional y su asistente tenía que quedarse en la zona elegida hasta el momento de la siembra de los peces y luego se realizaba el monitoreo del crecimiento y cosecha. La mayoría de los promotores entendían que tenían que aprender y enseñar al estilo de Paulo Freyre, y tenían que vivir con los pobladores. Es decir participar de sus reuniones, de sus mañaneros para conversar en las mingas de las chacras. Unos regresaron y renunciaron, otros se quedaron y aprendieron bastante de este programa.
Los jóvenes elegidos y que deberían ser recordados siempre en este rubro, pertenecían a la UNAP y a otras universidades del país. Los alevinos que llevábamos eran capturados en el medio natural y almacenado en los estanques de Quistococha y luego embalados en bolsas de plástico especiales, los inflábamos con oxígeno y luego lo metíamos en unas cajas de tecnopor, muchos años después se utilizaron cajas de topa. Lo cierto es que viajábamos más de doce horas para dejar el cargamento, ya sea en deslizador o en avioneta y gracias al cuidado que le proporcionábamos en el viaje, como era constante cambio de agua y poco manipuleo, registrábamos menos del 5 por ciento de mortalidad.
Transportábamos a veces hasta 5000 ejemplares de gamitanitas capturadas en el medio natural y con cuarentena en los estanques del criadero de Quistococha. Sembrábamos los ejemplares a un pez por metro cuadrado. En las zonas cercanas a Iquitos, los piscicultores adquieren sus alevinos de este centro de investigación y de otros reproductores. Eso es lo que hicimos para la buena siembra en los estanques piscícolas del COMPLEJO CENTENARIO DE LOS AGUSTINOS y en donde con el valioso apoyo de los trabajadores producimos peces de hasta un kilogramo de peso en cinco meses y medio de cultivo.
Al inicio de los trabajos de promoción e investigación que hizo el programa AQUAREC DEL IIAP en el VRA (en él 2002) y que viene haciendo en el campo de la piscicultura, también, tenían que realizar grandes viajes de traslado de alevinos. . Desde las pozas de crianza del programa en la carretera Iquitos Nauta, los profesionales y técnicos trasladaron estos ejemplares, ir hasta Lima, luego al Cuzco y por carretera llevar los alevinos a las pozas familiares o municipales, especialmente del Valle del Río Apurímac (VRA) en la extensa zona del VRAEM. Los alevinos llevados por los del IIAP, a diferencia de nosotros, eran reproducidos por inducción en los laboratorios. Una tarea muy sacrificada y de tremenda responsabilidad porque la carga tenía que llegar con poca mortalidad para atender a los cientos de solicitudes de los piscicultores de esta área. Tarea que se cumplió con éxito. Ahora, nos comentan los piscicultores y técnicos que trabajan en la zona, están reproduciendo y enseñando a reproducir y a levantar larvas en las mismas zonas de producción, con profesionales bien capacitados y con experiencia y utilizando la mano de obra y el talento de los vivientes de la zona. Se han firmado convenios con municipalidades para establecer centros de reproducción y producción de alimento y con la correcta capacitación a sus pobladores están en vías de incrementar sus larvas y alevinos para no tener que realizar estos onerosos gastos de traslados y sacrificados viajes y tener un buen producto generado en casa. Un trabajo mancomunado entre los gobernantes municipales, regionales (quienes apoyan económicamente estos programas con dinero que les dan por la explotación del gas de Camisea) profesionales promotores e investigadores con participación de los pobladores. Poco a poco con la transferencia de tecnología de reproducción de peces ya no se necesitará transportar estos valiosos ejemplares; lo que todo empezó con una larga y sacrificada travesía todo se volverá más fácil y menos costoso y por lo tanto la expectativa de hacerla rentable se hará realidad. La trocha ya está abierta, desde los años 70 y 80 y es cuestión de continuar con innovaciones y buenos promotores. Fue una labor sacrificada de aquellos jóvenes que tenían que demostrar las bondades de esta actividad y que así lo hicieron, igual que se esta haciendo en el Valle del Rio Apurimac.