La reserva periodística: Compromiso ético

Poniendo como referente la urdimbre profesional periodística, que se activa no sólo en el país, sino a nivel mundial, podemos asegurar que existen varias profesiones que por su naturaleza están amparados por la obligación de guardar reserva de los temas confidenciales que le son confiados por sus  informantes o clientes.

Dentro de los profesionales que tienen la obligación sagrada de guardar In Pectore la información que reciban,  está el periodismo informativo, cuyos practicantes tienen como norma y principio legal, preservar la confidencialidad de sus fuentes y con mayor razón si éstas lo han solicitado.

Amparándonos en  lo anteriormente expuesto, tenemos que deplorar lo que en su momento pretendió nada menos que la Comisión Ad Hoc del Congreso, en el caso de la investigación sobre interceptaciones telefónicas, quienes se dirigieron al Fiscal que veía el caso, pidiéndole que evalúe un mecanismo legal que obligue a los periodistas a revelar sus fuentes de información.

Semejante  agresión contra la confidencialidad periodística,   sin duda alguna, solo sirvió para poner en evidencia,   cuánta ignorancia se encierra precisamente  en el cerebro de quienes, por su investidura, deberían saber que  la confidencialidad se encuentra consagrada en el artículo 2, inciso 18, de la carta magna vigente, que establece en su texto que ‘toda persona tiene derecho a guardar el secreto profesional’.

Tenemos que convenir que indudablemente tal principio es uno de los elementos fundamentales  para ejercer la profesión periodística con la libertad  a que obliga su función, para preservar el consabido anonimato.

Para respaldar esta posición del periodismo, debemos señalar que en la declaración de Chapultepec, en el principio número tres se lee: «No podrá obligarse a ningún periodista a revelar sus fuentes de información». Debe advertirse que en dicha reunión  los líderes de  diversos partidos representados en la  dicha cita, suscribieron tal declaración, lo que obliga a respetarla. A la vista de todo lo antes dicho, tenemos que decir que resulta tremendamente  deplorable que un grupo,  se entiende que está especializado, del Congreso de la república  haya incurrido en tan lamentable error, que esperamos no se repita por la buena salud del periodismo libre.