La recta y la curva en el desarrollo de las sociedades.

Por: Luís Roldán Ríos Córdova. rioscordova2010@hotmail.com

Vamos a dejar de lado los trillados temas, entre ellos la corrupción nuestra de cada día, dánoslo hoy…total, no se va a acabar por lo menos este siglo y hablemos de la recta y la curva en el desarrollo de las sociedades. Como científico seguramente no sirvo ni para lavarle los pies a Einstein, pero tenemos más de cinco dedos de frente como para hacer deducciones hasta llegar al entendimiento y la convicción para afirmar -sin que sea novedad para todos, o quién sabe para nadie- que la recta no existe en el universo.

-Estas son tonterías- Ya estará pensando en loretano algún lector. No importa.

Decía que no existe la recta en el universo bajo ninguna forma,  dimensión, ni  estado o categoría. Lo que conocemos como recta no es si no una calificación referencial para distinguir la visible recta de la invisible curva, debiendo entender que todo aquello que nos parece una recta sólo es una pequeñísima parte de una curva proyectada al infinito. Nuestra pequeñez nos hace creer que la recta existe, como opinaría una hormiga pequeñita al ponerle a caminar sobre una esfera gigante.  Es posible que no nos crea si le afirmamos que donde está caminando es una gran esfera y no una interminable planicie de apariencia recta que ella ve y que puede «medir». Entonces, aceptando que la recta no existe en ningún ámbito material ni espiritual, tampoco rige en el ámbito del desarrollo de las sociedades humanas donde equivocadamente se plantean soluciones  siguiendo una recta que no existe. La historia social del mundo evoluciona en  una órbita curvilínea, de modo que ello permite que las historias siempre se repitan, por su puesto en otro nivel, más superado, más evolucionado que permite al hombre ir aprendiendo y superando circunstancias del pasado, donde el futuro es el pasado que se repite con otras características. Si existiera la recta lo pasado iría a un mundo sin retorno, la memoria genética no tendría sentido, entonces probablemente no aprenderíamos nada y los habitantes de ahora no tendríamos la sensación – en medio de la modernidad- de que somos los mismos que existieron siempre, todos los  habitantes vivos del planeta  andaríamos  sin  nada qué remediar, nada qué aprender y nada qué continuar. Como seguimos una curva eterna, que sí existe, entonces la vida como existencia tiene sentido, nuestra memoria genética trabaja pensando que los que van a venir serán nosotros mismos y nosotros somos la extensión de los que se fueron, somos ellos mismos.

TODO TRANSITA POR UNA ÓRBITA CURVA: LO MATERIAL Y LO INMATERIAL.

La idea de recta y su «conocimiento» como realidad, nos conduce al concepto equivocado de causa y efecto. Si existiera la recta la causa sólo sería causa y el efecto sólo sería efecto. Si afirmamos, como parece, que el padre es causa del hijo, estaríamos afirmando la existencia de la recta; pero nadie es padre si primero no es hijo, como quien dice, nada es causa si primero no es efecto. Pero, gracias a la curva ambos son ambas cosas. Efectivamente, en realidad como todo es curvo, al estar dentro de una órbita elíptica de acontecimientos sin principio ni fin o con principio y final, todos somos efectos y causa, causa y efecto, es decir, un círculo donde ambos son ambas cosas al mismo  tiempo lo que conlleva a las sociedades a buscar solución sin encontrarla porque seguramente confundimos causa con efecto o viceversa.  Lo que nos hace pensar que el error que andamos cometiendo es buscar la solución de los problemas sociales siguiendo la línea recta de sólo causa y sólo efecto que no existe, cuando lo aconsejable es buscarla en tres o cuatro generaciones anteriores de causa y efecto siguiendo la curva y vigilar la evolución del último efecto en su devenir en causa, cuyo efectivo control haría más duradera la solución al efecto de conversión. De lo apreciado hasta aquí, lo que parece una solución a los problemas sociales tratándola sólo como causa en línea recta, siempre  lo será hasta que ella se convierta en efecto y genere otra causa siguiendo la ruta de la curva eterna que no comienza ni termina, pero que existe.

Si llevamos al psicólogo a un paciente con deseos de suicidarse, el profesional encontrará como causa a la depresión y trabajará sobre ella por la solución, es decir siguiendo la línea recta de causa y efecto que no existe. Si recurrimos a la curva que si existe, veremos que esa depresión como causa es efecto de acumulados fracasos y / o frustraciones convertidos en causa de la depresión; los fracasos como causa a su vez es efecto de una vida social introvertida y encapsulada teniendo a una pobre autoestima como causa que a su vez es efecto de padres autoritarios y agresivos, convertidos en causa, siendo aquel efecto de una mala formación en el hogar, etc., etc.  De modo que trabajar al paciente combatiendo su depresión es trabajar en sentido de la recta, por lo que probablemente terminará suicidándose el paciente, como terminará en fracaso cualquier solución tomada para remediar algún problema social.  Siguiendo la curva no trabajaremos sobre la depresión, sino que debemos retroceder dos o tres causa-efecto más atrás. En el ejemplo, retrocedamos para trabajar por lo menos desde la conducta introvertida y encapsulada, si queremos asegurar el éxito que ha de continuar su proyección curvilínea de causa y efecto. Disculpen mi osadía señores psicólogos o sociólogos, es que la ignorancia es atrevida, pues…y que Einstein me perdone.