– La nueva encíclica de Francisco dedicada a la madre tierra:
Por: Adolfo Ramírez del Aguila
Tal como estaba anunciado, la nueva encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común, la madre Tierra, fue publicada el pasado jueves 18 de junio en Roma. Para nuestra selva peruana, la fecha del lanzamiento de este documento papal, se da en vísperas de celebrar los días centrales de nuestra Fiesta Patronal, en donde prima nuestra identidad cultural y religiosa. Y la esencia de nuestra identidad selvática, está en el verdor de nuestros bosques (el juane es verde) y estos bosques sagrados, están siendo seriamente amenazados por intereses mercantiles.
Acabo de darle una lectura rápida a esta Carta encíclica de 192 páginas, que el Papa latinoamericano nos envió vía internet. El documento titulado en latín: «LAUDATO SI’» traducida al español: «ALABADO SEAS» se terminó de escribir el 24 de mayo y recién fue publicada hace cuatro días; en ella, el Obispo de Roma nos invita a meditar seriamente sobre el calentamiento global del planeta, exigiéndonos una profunda conversión ecológica, en especial a los que nos hacemos llamar cristianos. Recomiendo su lectura completa, pues sería muy empobrecedor intentar hacer un resumen. Sin embargo, resaltaré algunos párrafos (en cursiva y entre comillas) de lo que considero los más interpelantes para los intereses amazónicos:
La tierra está llena de porquería
En su ya clásico estilo de decir las cosas por su nombre, el Papa parte de una gran constatación: “La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”. Y efectivamente, las ciudades, los ríos, los suelos, el cielo y hasta las profundidades del planeta, están llenos de desechos contaminantes, por obra y gracia de nuestra vida centrada en un consumismo extremo e individualista, en donde prima la única libertad permitida por el mercado: “Consumir todo lo que me plazca y votar mi desecho donde me dé la gana”. No solo contaminan las petroleras entonces, sino, cualquier ciudadano cuando toma una gaseosa y tira la botella descartable por cualquier lado.
Pérdida de las selvas tropicales
En esta vorágine suicida de auto exterminio irracional, la madre tierra gime de dolor, pero a la vez, ella misma lucha para remediar tanto desequilibrio. Y a manera de una reserva purificadora, los bosques tropicales juegan un papel sanador; lamentablemente “la pérdida de estas selvas tropicales empeora las cosas”. Y como para confirmar esta cruda realidad, en nuestra selva amazónica, hay un interés suicida por deforestar lo que queda de ellas, promocionando la agricultura intensiva del cacao o la palma aceitera. Nuestros líderes políticos, después de 20 COPs, siguen pensando en lo mismo: saquear la Amazonía, para obtener ganancias que generen a su vez canon y sobre canon, y que a su vez sustenten económicamente sus programas sociales o sus grandes obras.
Una realidad que se maquilla y a veces se oculta
“Muchos de aquellos que tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas”. Es el caso en estas tierras de la yuca brava. Nuestros gobernantes nacionales en complicidad con los locales, ordenan maquillar las cifras negativas, escondiendo la verdad de las investigaciones (los Estudios de Impacto Ambiental, EIA por ejemplo) y descalifican groseramente a los movimientos ambientalistas por su supuesta oposición al desarrollo de la región.
La Amazonía un pulmón con tuberculosis
A lo largo de toda la encíclica, el Papa menciona de manera especial a la Amazonía: “Mencionemos, por ejemplo, esos pulmones del planeta repletos de biodiversidad que son la Amazonía y la cuenca fluvial del Congo, o los grandes acuíferos y los glaciares”. Hace eco de la denuncia de nuestros obispos latinoamericanos en Aparecida (2007), que dijeron proféticamente: que detrás de la “internacionalización de la Amazonía” se esconden oscuros intereses de las corporaciones transnacionales. El Papa felicita a los organismos regionales, nacionales e internacionales que defienden la preservación de estos ecosistemas amenazados.
Las empresas extractivas dejan pasivos ambientales
Cuando habla de las empresas extractivas y sus responsabilidades socio ambientales, el Papa constata una injusticia que clama al cielo: “Al cesar sus actividades y al retirarse, dejan grandes pasivos humanos y ambientales, como la desocupación, pueblos sin vida, agotamiento de algunas reservas naturales, deforestación, empobrecimiento de la agricultura y ganadería local, cráteres, cerros triturados, ríos contaminados y algunas pocas obras sociales que ya no se pueden sostener”. Y eso está sucediendo exactamente en Loreto y en otras partes de nuestro país, como en Cajamarca y Arequipa.
Un modelo de desarrollo insostenible
La actual crisis ecológica es una clara manifestación externa de la crisis ética, cultural y espiritual de la modernidad, sustentado en un antropocentrismo desviado que nos lleva por lógica a un estilo de vida también desviado. El Papa advierte que: “…no se puede proponer una relación con el ambiente, aislada de la relación con las demás personas y con Dios. Sería un individualismo romántico disfrazado de belleza ecológica y un asfixiante encierro en la inmanencia”. En la Amazonia por ejemplo, se quiere invisibilizar a nuestros hermanos indígenas, negándoles sus derechos ancestrales y antropológicos. El mercantilismo y la avaricia de los extractores, hace que se vea a estos guardianes naturales, como un estorbo a sus propósitos empresariales.
La encíclica verde de seis capítulos, plantea grandes tópicos de reflexión para una mayor toma de conciencia ciudadana frente al apocalíptico derretimiento del planeta. Rogamos su lectura completa, pecado no hacerlo. Amén.