Juicio político

Y se salieron con la suya, una mayoría parlamentaria que buscaba la vacancia a pesar que las acusaciones de corrupción contra Martín Vizcarra se encuentran judicializados en proceso de investigación (como muchos de los enjuiciadores políticos que apuntaron con el dedo acusador y sentenciaron como si fueran jueces), terminaron por vacar al Presidente.
El juicio político pasaba por la clarificación de un tema de competencias y el sentido común frente a la coyuntura social en salud, la crítica economía y las cercanías de un proceso electoral; que no significaban argumentos para que absolver a nadie, menos a Vizcarra, pero procedieron a la lapidación política que venían buscando.
Qué mala suerte para nosotros como pueblo peruano que votamos por mejorar las posturas de los congresistas y nos salen otros con la misma y hasta peores actitudes; es una constante donde sospechamos existen grandes intereses económicos y de ambiciones, los que marcan la pauta de las acciones parlamentarias de casi todos los tiempos. Más prueba que lo que estamos viviendo no podemos tener.
Si bien, existe la percepción que también sería una lucha oculta entre “mafias”, es algo que los peruanos estamos soportando porque la corrupción se ha extendido hasta niveles insospechados y la baja educación en valores y en lo académico nos pone en situación de vulnerabilidad como ciudadanía.
Duele que nuestra realidad sea esa y se espera que de aquí para adelante podamos todos y todas estar atentas con lo que se irá produciendo, como que los actuales parlamentarios enjuiciadores políticos de un Presidente cumplan su mandato como estaba previsto, que es el de completar el tiempo de ex parlamentarios que nos defraudaron, ahora como ellos lo hacen a una gran mayoría de peruanos.
Y se espera también que los avances en la lucha contra la corrupción sigan la ruta establecida. Tenemos que estar atentos y ponernos firmes con los mecanismos legales que nos brinda el sistema jurídico democrático y escribir la historia presente como una ciudadanía activa que pone punto final a actitudes con carga de intereses personales, de grupos y no de la comunidad peruana en general, como debería de ser.
Nuestra firmeza debe partir respondiendo a la pregunta ¿Quién enjuicia a los enjuiciadores políticos de un Presidente?, será la razón y fortaleza de una ciudadanía organizada que dirá basta ya de tanto abuso de poder de poderes. Estar atentos es la consigna y no permitir que los nuevos inquilinos del poder político sigan actuando con premeditación y alevosía contra un pueblo que necesita ser reivindicado.