- Psicóloga, Faviola Mares Quispe, en la búsqueda de un espacio seguro en un pueblo semirural Amazónico.
- Naturalizan el castigo como pautas de crianza, así como las uniones tempranas forzadas por embarazo no planificado.
- El Proyecto “Transformando Miradas, Sembrando Oportunidades” propone generar un ambiente cálido, acogedor y protector.
La psicóloga Faviola Mares Quispe, es una profesional que permanentemente dirige y acompaña proyectos sociales vinculados a la vida de nuestra infancia como actualmente el Espacio de las Hadas Amazónicas, un espacio seguro para las niñas y adolescentes en un pueblo semirural Amazónico.
Nos narra que N.A.B.J., es una adolescente de 12 años, ayer el padre la golpeó tan fuerte que pidió excusarse de las actividades de danza y artes plásticas que se realizan en el Espacio Seguro del Caserío Cabo López, en donde participa con sus amigas del barrio.
El caso de J.T.C.A., es otra adolescente de 14 años, siempre puntual en los talleres, pero su expresión de tristeza denotaba algo. Un día decidió contar a la facilitadora de los talleres, que en su hogar recibía insultos constantes.
También, R.L.T.A., de 15 años, desde hace una semana no asiste al Espacio Seguro, dice la madre, que ya se reunió con su marido.
Es la cotidianidad de los pueblos en nuestro país, infancia y adolescencia invisibilizada a la luz de los adultos, que naturalizan el castigo como pautas de crianza, así como las uniones tempranas forzadas por embarazo no planificado, prácticas transmitidas cultural y generacionalmente.
Las niñas y adolescentes de 12, 14 y 15 años, junto a otras menores, todas ellas participan en el proyecto “Transformando miradas, sembrando oportunidades”, implementado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Agencia de Cooperación Española – AECID, en asocio con la Asociación KALLPA desde noviembre 2021 en el Caserío Cabo López, pueblo semirural amazónico del distrito Belén (Maynas, Loreto), ubicado en la margen derecha del río Itaya, a 15 minutos de la avenida principal que conecta con la gran ciudad de Iquitos.
Se trata de un modelo de intervención integral, multisectorial y culturalmente pertinente contra la práctica nociva de los matrimonios y uniones infantiles tempranas y forzadas y sus vinculaciones con la maternidad temprana y la violencia de género.
Tiene como punto de partida la implementación de un programa de Educación Sexual Integral fuera de la escuela dirigido a niñas y adolescentes de 10 a 19 años, a fin de fortalecer sus capacidades y ejercicio de derechos sexuales y reproductivos, expandir sus aspiraciones y oportunidades de desarrollo y cuestionar actitudes y prácticas nocivas que desnaturalicen las uniones infantiles tempranas en las comunidades, la adopción de modelos de crianza positivos y relaciones familiares no violentas.
Continúa con un proceso de acompañamiento, mediante la implementación de un espacio seguro que se propone generar un ambiente cálido, acogedor y protector, donde puedan extender sus redes sociales con sus pares y manifestar sus necesidades e intereses, como alternativa a la ausencia de espacios públicos y seguros para las mujeres a nivel comunitario.
Se trata de una maloca (casa rural amazónica sin paredes, construida con madera y hojas de irapay), denominado por ellas como el “ESPACIO DE LAS HADAS AMAZÓNICAS”, acondicionado para diversas actividades lúdico-recreativas, talleres de Educación Sexual Integral, talleres ocupacionales, actividades vinculadas al arte de expresión corporal y gráfico, desarrolladas con una frecuencia de 3 veces a la semana.
Desde la percepción de las madres y padres de familia, este espacio está permitiendo mayor desarrollo de habilidades sociales en sus hijas, son más comunicativas, más seguras para expresar lo que piensan y sienten, mayor acercamiento con sus padres y empatía en la relación familiar, mayor diálogo sobre temas velados en sexualidad adolescente, además de propuestas para emprendimientos a partir de la elaboración de artesanías en fibra de chambira.
En tanto, que desde la percepción de las niñas y adolescentes, el Espacio Seguro significa un lugar donde se sienten seguras, protegidas, donde pueden expresarse con libertad, sin ser juzgadas, de full aprendizajes y diversión, ayudándoles a recuperar la confianza en sí mismas. Pero, sobre todo, donde reconocen que son niñas y no pequeñas madres, a quienes se les carga la responsabilidad del cuidado en extensión a las tareas asumidas por la madre.
Y en este escenario que fortalece su autovaloración, autonomía corporal y tránsito hacia la adolescencia, el Espacio Seguro va promoviendo su desarrollo en un contexto de bienestar socioemocional, inclusivo, ayudándoles a reconocer su derecho a una vida diferente. (DL)