Indígenas: Acusaciones mutuas.

Estando en la agenda  de casi todos los partidazos, partidos y partiditos el tema de ubicación de las comunidades nativas para que tengan cobertura en la tarea gubernamental del 2011, se hacen visibles numerosos desencuentros y acusaciones entre los más reputados dirigentes indígenas, con el único propósito, según muchos, de lograr ubicaciones de privilegio en el ámbito político nacional.

Sobre el particular y auxiliándonos con versiones centradas en el tema, hemos podido determinar que el principio de la discordia indígena, comienza con la acusación que ha vertido sobre el presidente de la Asociación Cocama de desarrollo y conservación San Pablo  de Tipishca, Alfonso López Tejada, el dirigente nativo Gil Sangama.

En efecto. Sangama ha asegurado a varios medios de comunicación que López Tejada ha traicionado a la comunidad, al haber aceptado propuestas  de una entidad petrolera, algo que López Tejada rechaza por inadmisible.

En su defensa el citado López Tejada, revierte la acusación de Sangama, asegurando que dicho dirigente ha caído en las manos de la empresa y del gobierno. En otro acápite de su declaración, López Tejada dice que lo que busca tal denuncia  contra él es propiciar un enfrentamiento para que se puedan cumplir ciertos propósitos.

Por otra parte, dice que lo acusan de traidor por haber firmado el acta de una reunión informativa, la misma que no tiene ninguna exigencia para los firmantes, pues es un acto natural, agregando posteriormente que hay dirigentes como Gil Sangama, que vendieron 75 toneladas de alimentos que la compañía había entregado para resarcir los problemas de la contaminación.

Ubicándonos al margen del problema referido, queda por clarificar, hasta dónde serían capaces de llegar a un punto de concordancia, poblados cuyos dirigentes no conocen cómo es la tarea política y pretenden involucrarse  en ella.

Aquí se percibe la posibilidad   de un manejo político extraño al entorno indígena, como viene sucediendo en la actualidad, donde es visible el manejo que se viene dando a los problemas que afrontan las comunidades y las empresas que laboran en la región. Estamos a puertas de lograr una identificación de las fuerzas extrañas que inducen a los nativos a la violencia, y creemos que una vez lograda tal identificación, la justicia y el gobierno sean severos en sus sanciones.