INCLUSIÓN SIN INCLUSIÓN

Por: Manuel Fernando Flores Orellana mflores2508@hotmail.com

 

Desde que empezó el gobierno de la «gran transformación» no se ha hecho más que hablar de un vocablo trillado llamado «inclusión».

En primer lugar, ¿Sabemos su significado y a quién o quienes nos referimos?  ‘Inclusión’ proviene del latín incluso, -anis, que significa «acción y efecto de incluir» y también «conexión o amistad de alguien con otra persona».

Este ha sido el caballito de batalla del plan de gobierno de la actual administración. Creo, a mi modesto entender, que este programa se direccionó a preocuparse por la pobreza y la desnutrición. Pero lo que no logro hasta ahora entender es porque en esta famosa inclusión, se ha dejado de lado a las personas con discapacidad. Para quienes no se acuerdan, ‘dis’ es el prefijo de dificultad o privación. Eso quiere decir que las personas con discapacidad tienen dificultad o privación de alguna capacidad. De alguna forma, el usar anteojos es una discapacidad visual, tan sencillo como eso.

Sin embargo, muchas de estas discapacidades pueden ser prevenibles con una buena salud materna y paterna desde antes de la concepción, también con una buena  nutrición durante el embarazo. Por ejemplo, la polio se puede evitar con la vacuna, el consumo de ácido fólico puede ayudar a prevenir los defectos del tubo neural (que provocan invalidez), la ceguera provocada por la diabetes se puede prevenir (o retardar su aparición) con el control meticuloso de la enfermedad. Señores, lo que quiero decir con esto es que la discapacidad no es necesariamente haber nacido sin piernas o sin brazos.

Podemos salir a la calle y, como muchas historias que vemos a diario, tener un accidente y terminar en una silla de ruedas sin poder caminar nunca más o tener un hijo que nació con algún síndrome. La discapacidad puede ser física o intelectual.

¿Por qué hablo de este tema? Sencillamente porque pensamos que a nosotros nunca nos pasará, porque la calle, los centros comerciales, los edificios, están preparados para todos, menos para las personas con discapacidad o habilidades diferentes, porque finalmente los incluimos a ellos en nuestras vidas y porque solo le tomaremos la atención debida «nos toque».

Nuestra lamentable historia es así, cuando una ciudad desaparece por un terremoto, nos preocupamos por prevenir el desastre después que ocurrió; cuando se incendia un edificio y no hay agua, recién nos alertamos de que los bomberos no tienen cómo ayudarnos en una emergencia; suena la sirena de una ambulancia y, en la mayor de las indolencias, nadie se estaciona a la derecha para que fluya el tránsito; nos preocupamos de la seguridad ciudadana cuando atacan a algún miembro de nuestra familia. Ante tanta indolencia, el Ejecutivo promulgó la Ley N° 27050, -Ley General de la persona con discapacidad-  en cuyo artículo 1° señala que la finalidad de dicha ley es establecer el régimen legal de protección, de atención de salud, trabajo, educación, rehabilitación, seguridad social y prevención para que la persona con discapacidad alcance su desarrollo e integración social, económica y cultural, previsto en el artículo 7 de la Constitución Política del Estado.

Hace poco se ha iniciado una campaña, gracias a José David Gómez (16 años), un joven músico con discapacidad intelectual que quiere se escuche su melodiosa voz junto a la de otros en un justo reclamo que la Constitución de nuestro país defiende.

Me uno a esta campaña porque es también una cuestión de vida, de vivirla bien y con justicia. Ahora los esperamos a ustedes a que apoyen a estas maravillosas y grandiosas personas. Abandonemos nuestra «incapacidad emocional» e iniciemos la lucha por un Perú realmente inclusivo. Gracias por leerme.

 

Un comentario sobre “INCLUSIÓN SIN INCLUSIÓN

  1. Por que ahora ya no existen personas con discapacidad, si no personas con capacidades diferentes, preguntale eso a cualquier lider de los mal llamados discapacitados

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