Una nación con alto índice de corrupción y con evidente permisibilidad de un sistema de gobierno que no logra disminuirla es, de hecho, una mala imagen aquí, y en cualquier parte del mundo, y peor si hasta estamos en la lista de los países más corruptos del planeta.
Entonces, es de ahí de donde tenemos que empezar para mejorar la imagen de nuestra patria, que esos altos índices de corrupción bajen, que no le resulte tan fácil a los ciudadanos que han caído en delitos de corrupción seguir como si nada hubiera pasado.
Además de las sanciones administrativas y penales, un aspecto que también se muestra débil, es lograr que el Estado recupere lo sustraído ilegalmente, sean bienes, especias, dinero en efectivo, etc., y que sean destinados a proyectos que generen producción y por tanto, empleo digno, que es lo que más nos urge.
Es más que evidente también que la fórmula lo conocemos todos, o lo intuimos, pero si no existe voluntad política de los gobiernos de turno en todos los niveles, de apostar por un cambio radical en el país y continúan con el festín de los miles y millones de comisiones por “corrupción”, así como trámites tramposos para extraer dinero del erario nacional, seguiremos repitiendo lo mismo.
En ese orden de temas, la presidenta Dina Boluarte está participando en una de las tantas reuniones mundiales que realiza las Naciones Unidas en Nueva York, pero con poco efecto posterior en las naciones participantes, por diversas razones, en nuestro caso si queremos desde esa tribuna decirle al mundo que pueden invertir en nuestro país, lo primero que investigarán es cómo estamos por dentro.
Es obvio que una nación con altos niveles de corrupción, arrastra a los actuales gobernantes culpables o no, procesados o no, testigos mudos o no, cómplices o no; y no es la mejor imagen hacia afuera ni hacia adentro, ya que con esa realidad la situación social es como una persona encolerizada, que aguanta, pero que en cualquier momento estalla a gritos, y genera inestabilidad interna, por eso, así no vendrán capitales frescos porque no son tontos, son expertos mundiales.
Así nos presentemos con nuestra mejor sonrisa, de poco sirve, salvo de que haya gente que desee apostar como un experimento sin mayor expectativa o con convenios en donde ante cualquier escenario riesgoso interno, nunca pierden. Quizás por eso nos preguntamos muchas veces, porque los convenios más parecen en nuestra contra que en un nivel de igual a igual, o por lo menos con ciertas ventajas.
Por eso, tenemos que atacar varios males de raíz como sociedad, para sentar bases competitivas serias, no para ahora, sino para un par de décadas más adelante siendo muy disciplinados. Si no hacemos eso, seguiremos heredando pobreza a las generaciones venideras.