Huelga fluvial

Van pasando varios años desde que empezamos a tomarle el pulso a las reuniones de las organizaciones indígenas con el Estado y hemos visto firmar y asumir compromisos tanto por el lado de los pueblos afectados por la actividad petrolera, como por los representantes de los gobiernos de turno.
Los rostros han ido cambiando en la medida de los cambios de autoridades, aunque hay algunos funcionarios de carrera en los ministerios del Estado que conocen este tema y saben que poco se ha avanzado de lo mucho acordado, básicamente en temas de salud, educación y últimamente el aspecto productivo que surgió de las organizaciones de mujeres preocupadas por la alimentación de sus hijos.
En este contexto desde las cero horas de ayer viernes 05 de julio de 2019 se viene registrando en la historia de los pueblos indígenas una nueva lucha por el bienestar básico que exigen para sus habitantes, que han tenido que sobrevivir en las dos últimas décadas a las consecuencias de la contaminación con hidrocarburo.
Son los reclamos de remediación que es la parte más preocupante porque estas actividades que debieron ser asumidas por las empresas transnacionales causantes de los derrames ocurridos desde hace más de veinte años con más frecuencias, las que irresponsablemente no han cumplido.
Acá es importante resaltar que los contratos petroleros parecía eran muy flexibles en ese tema, porque la empresa responsable pudo darse el lujo como la Oxidental, de retirarse del territorio peruano sin remediar lo que contaminó, además de declarar que tenía unos 60 impactos (según una fuente), cuando en realidad eran muchos más, cerca de 2 mil (según otra fuente).
El paso de los años nos ha traído al escenario vicios y hasta delitos que no justifican sea por la poca atención del Estado, como las roturas de la tubería (Oleoducto Nor Peruano), no por efectos de la corrosión reconocida oficialmente, sino, provocada por la mano directa del hombre. Se ha dicho mucho sobre esto, hasta que estarían involucradas empresas remediadoras que en complicidad con moradores lo provocaron, para conseguir el contrato de remediación. Todo ha quedado en una investigación incompleta y hasta prácticamente archivada.
Otra parte es el tema de la indemnización, donde los moradores recibieron cuantioso dinero de la petrolera por el daño causado a la vida y la salud, los mismos que en determinados casos fueron repartidos entre los comuneros, otros realizaron inversiones para prestar servicio a la misma petrolera como alquiler de camionetas, lavandería y venta de productos.
Con el paso del tiempo han pasado muchas situaciones donde lo que menos se hizo fue lograr la remediación y ahora la presente lucha merece que tanto la dirigencia indígena como las autoridades del gobierno central, nos expliquen a todos qué es lo que está pasando, porque esta huelga fluvial e indígena nos va afectar a todos si se extiende por mucho tiempo.