- De las cuales cientos murieron en esos ambientes que aún exhalan recuerdos dolorosos.
- Hoy 1 de julio 2020 se espera que nunca más llegue el letal virus a golpear como lo ha hecho en Loreto.
“Mi papito estaba sentado en una mecedora del pasadizo principal, entre tantas otras personas. Nadie tenía la esperanza de subir a piso porque estaba repleto de otros moribundos con Covid, ni siquiera teníamos que hacernos ilusiones por lo que permanecíamos en los ambientes libres del hospital regional.
La salida del oxígeno por los balones, era algo que nunca en mi vida voy a olvidar. Todo era como un chillido de un tubo de agua viejo a punto de estallar. Nosotros no teníamos oxígeno, mi padre se apagaba poco a poco. En un rato salgo desesperado a buscar y cuando regreso mi padre había muerto, ahí estaba en la mecedora con su cabeza doblada, como si estaría durmiendo, pero estaba muerto”, nos narra sin contener sus lágrimas una persona que vivió la pandemia en su máximo punto de ebullición.
Ayer el diario “La Región”, quiso volver al nosocomio. Al ingreso igual la bandera nacional a media asta por la muerte de médicos, enfermeras, técnicos, entre otros recursos humanos.
Al ingreso del importante establecimiento, al igual que en la parte posterior de emergencia, se ven dos módulos inoperativos de desinfección entregados por la municipalidad de Punchana, que por ahora no sirven a nadie. Unos dicen que falta agua y otros que los químicos, lo real es que le ha servido a la alcaldesa para que haga propaganda de su nombre. Lo que se ve muy mal.
Los pasillos principales del regional lucen más solos que un corazón abandonado y un desierto sin oasis. Difícil alguien podría imaginar que en esos ambientes miles fueron actores principales de una película de terror, peor que el “maligno” film hecho hace años en varios ambientes de ese nosocomio. Quién iba a pensar que sería un preámbulo a lo que se vendría en el año 2020.
Pasar por esos pasadizos es como escuchar gemidos de dolor, toses imparables, exclamaciones lastimeras, auxilios desesperados, percibir dolores profundos en los familiares que veían los ojos aterrorizados de las personas que clamaban por un poquito de aire que nunca llegaba.
Paredes impregnadas de todo lo sufrido en esos ambientes hoy solitarios, sin nadie en las sillas o en el suelo donde también se ubicaban pacientes que luego murieron. Se habla de 2 mil muertos registrados entre todos los de Iquitos, en el regional un médico nos dice que eso es una falacia ya que solo en el regional se habrían contabilizado dos mil muertos.
Y quizá sea cierto. Pues un joven integrante del comando que recogía los cadáveres nos narró que él bautizó al 5 de mayo como el día del SILENCIO ¿Por qué? Porque una noche antes ingresó a esos ambientes y todo era escuchar a gente toser, clamar por oxígeno, pedir por favor que los atiendan porque se morían. Sin embargo, el cinco de mayo cuando retornó, todo era un silencio sepulcral. Se habían muerto casi todos… aunque luego seguían ingresando más.
DIOS permita que esos momentos ya no regresen nunca a esta región, país y el mundo entero. Qué jamás los pasillos de los hospitales vuelvan a verse totalmente congestionados. Y qué cuando se muestren vacíos, sea porque el sistema de salud mejoró tanto que muchos ya no asisten a los hospitales. Aunque valgan verdades, pensar así, es pensar en una utopía.