En nuestra ciudad existen varios centros donde se brinda atención médica, asistencial y hospedaje a personas que han estado deambulando por la ciudad, en condiciones de abandono. Uno de ellos es la residencia de adultos mayores, así como otros hogares para menores de edad. También están las casas para personas en recuperación de su salud mental.
Son esfuerzos que se concentran en el personal que atiende a estas personas, porque con los escasos recursos destinados por el Estado para estos lugares de ayuda humanitaria, y a veces hasta casi nulo presupuesto del tesoro público, funcionan por la gracia de Dios y por aliados estratégicos que apoyan.
Lo que llama la atención en los últimos meses es que por las calles de la ciudad de Iquitos están apareciendo nuevas personas, que antes no estaban deambulando y que ahora los vemos con la mirada desorientada, fijas al vacío, desaseadas, con poca ropa o en condiciones muy deterioradas y nos preguntamos qué podemos hacer por ellos.
Y sobre todo cómo prevenir que más personas en esas condiciones empiecen a aparecer por las calles de la ciudad de Iquitos y de otras ciudades y poblaciones de nuestra región Loreto. Lo triste es que los miramos con indiferencia, como si no existieran, no queremos ver lo que está frente a nosotros. Quizás por impotencia. Cómo ayudarlos. A dónde llevarlos. Si los lugares de refugio están sobre poblados.
Además con el agregado que en esa situación de abandono y de demencia están también apareciendo jóvenes de apariencia veinteañera. Qué ha pasado? Tan jóvenes? Y no precisamente tienen aspecto de consumidores de estupefacientes. No. Parece que sufrieron alguna alteración mental y no fueron socorridos a tiempo.
En realidad en esta sociedad de tensiones y presiones por todos lados estamos expuestos a sufrir de alteraciones mentales. Tanta violencia física y psicológica puede conducir fácilmente a un desvío emocional que lleve a perdernos en un mundo real e irreal a la vez.
Cuán importante es que tengamos atención de la salud mental, sea individual o en familia. Pero, también es importante la solidaridad para ayudar a solucionar problemas básicos en una comunidad donde siempre por más pobres que seamos, siempre tenemos algo que compartir.
Ya vienen las labores escolares y muchas madres y padres pobres se van a querer desesperar por no tener la capacidad económica da comprar útiles, uniformes y mochilas. Nos animamos a donar en la medida de nuestras posibilidades. La respuesta la tenemos cada uno de nosotros. Animémonos a contribuir en lo que conllevará a tranquilidad y por tanto a equilibrio mental.
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