Las poblaciones que se ubican en la línea divisoria de un país y otro, cada cierta temporada vienen recordando que existen y que tienen muchas necesidades, como en todas las poblaciones del país siempre falta y van a faltar muchas cosas, servicios, empleos, infraestructuras, etc.
El tema es que la ubicación geográfica de las poblaciones y ciudades de la zona fronteriza, los pone en una situación de prioridad en temas básicos respecto a seguridad, salud y educación, entre los más requeridos, y más aun tratándose de una línea fronteriza cuyos habitantes representan a toda una nación.
Hace unas cuatro décadas que se visionó las “fronteras vivas”, como política de Estado, pero nunca se aplicó en todo el espíritu y mandato de la norma, y quedó como frontera imaginaria tanto en la extensión del Putumayo, como por el Amazonas y Yavarí, así como en el otro lado que colinda con el Ecuador.
Todo este tiempo hemos sido testigos de promesas, de compromisos de palabras que se las llevaron el viento o quedaron en el recuerdo de buenas retóricas de autoridades de turno, convirtiendo las aspiraciones de nuestros compatriotas de la línea de frontera en sueños que no se cumplieron.
Es un tema que debe tener en cuenta la política nacional, en coordinación con las instancias regionales y municipales, contando con la participación de entidades no estatales llanas a contribuir con el desarrollo en esas zonas.
Tenemos la línea de frontera más vulnerable del país, de donde se han perdido a lo largo de la historia miles y miles de hectáreas de territorio, justamente por ese descuido geopolítico que debilitó la peruanidad y por supuesto con un gobierno central que nada le interesó defender.
Es como viene sucediendo actualmente, el abandono sin un plan estratégico en materia de seguridad y desarrollo, es la prueba que no se valora ni a los hermanos y hermanas loretanas y peruanas de esos sectores, puesto que no pueden decir que desconocen la cruda realidad. Eso está hasta en informes internacionales.
El otro grave problema es que ni nuestros representantes nacionales en el Congreso pueden unirse y abordar con seriedad y firmeza este muy delicado tema de desarrollo fronterizo.